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Un estudio identifica 22 nuevas especies de árboles en La Paz

La Paz es el hogar de la queñua, la kiswara y las kantutas. Pero ahora también acoge al naranjo, la palma real y la papaya andina, algo que hace diez años parecía descabellado. Una investigación de la Universidad Tecnológica Boliviana (UTB) identificó 22 nuevas especies de árboles, propias del valle seco, en el municipio de La Paz.

El estudio Arbolado fotográfico de la ciudad de La Paz establece que existen al menos 185 especies de árboles en la ciudad. La investigación se realizó mediante visitas e inspecciones a distintos pisos ecológicos del municipio, desde los 3.200 metros sobre el nivel del mar hasta los 4.100.

“Realizamos este trabajo de forma sistemática y a través de un relevamiento urbano. Básicamente he caminado toda la ciudad para georreferenciar y sacar fotos de los ejemplares más representativos de cada especie”, explicó el autor de la investigación, Donovan Francisco Osorio.
Un árbol de naranjas forma parte del libro de investigación.

Por casi un año, estudiantes de la UTB -con el apoyo del Herbario Nacional de Bolivia, el Instituto de Ecología de la UMSA y el programa por una Bolivia Verde- recorrieron la ciudad de La Paz para identificar las diversas especies en el arbolado.

“Es importante que este libro sirva para que cambiemos la composición, la estructura y la fisionomía de la vegetación arborescente, y de esa manera brindar mayores servicios y funciones. Es decir que sus bondades sean mucho más perceptibles por la población y no sólo de manejo privado”, dijo Osorio.

Para el investigador, muchas de las especies encontradas romperían el imaginario geográfico que la gente tiene de la ciudad. “Normalmente los paceños creemos que estamos en el altiplano, pero no es así, estamos en un valle con dos ecorregiones que es puna y valle seco. Esta diversidad está reflejando el potencial ecológico”, destacó.

El trabajo plantea que se desarrollen diversos planes y programas para que se aproveche el arbolado de esta región en distintas áreas. “Los árboles que son longevos consumen y almacenan mayor cantidad de dióxido de carbono; un arbolado ornamental tiene que ver con propósitos decorativos; un arbolado huerto produce alimento, es decir que podría contribuir con la soberanía alimentaria”, detalló.

Según el investigador, un arbolado antierosivo puede recuperar suelos y es excelente para manejo de cuencas. “Tenemos un arbolado indicador que muestra a las especies nativas de este valle, las mismas nos revelan muchas cosas sobre las relaciones interespecíficas y biológicas. Finalmente, también se añaden los 22 nuevos registros”, detalló el especialista.

La mayor parte de esta diversidad de árboles se encuentra en la zona Sur de la ciudad. “Podemos decir que el 100% de las especies se halla a 3.200 msnm y a medida que subimos las mismas van disminuyendo. Todo esto refleja la cualidad ecoregional de la ciudad”, destacó.
Palma rey, una de las especies identificadas.

Este trabajo de investigación fue publicado en un libro de difusión masiva. Para este estudio, según el responsable del proyecto, se realizó mediciones de punto cuadrado, distancia y la georreferenciación.

“Se procedió también a que los nuevos registros, que no estaban en la compilación ni recolección documental, sean identificados por los expertos”, concluyó.

Pagina Siete.

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