
Luis Arce reconoce crisis de combustibles: Es un problema que se arrastra desde 2022 y se agudizó en 2024
- El presidente expresó su preocupación por la escasez de combustibles y la falta de dólares para su importación, durante el «Encuentro por la Estabilidad y la Democracia».
En el marco del «Encuentro por la Estabilidad y la Democracia», el presidente Luis Arce abordó este martes la crítica situación que atraviesa Bolivia debido a la escasez de combustibles. «El tema del combustible ha sido quizás el detonante para que todo esto genere una reacción en la población, y esa es nuestra principal preocupación», afirmó el mandatario durante su intervención en la Casa Grande del Pueblo, donde el evento dio inicio pasadas las 10:00.

Arce reconoció que la crisis no es reciente, sino que «es un problema que enfrentamos desde 2022, se profundizó en 2023 y se ha agudizado en 2024». A pesar de ello, destacó los esfuerzos del gobierno para mitigar los efectos de la escasez. «Hemos hecho todo lo posible con los recursos disponibles para paliar la situación y garantizar que la población pueda contar con combustibles de manera normal», aseguró.
Sin embargo, las largas filas en las estaciones de servicio y la preocupación ciudadana persisten. La crisis económica que atraviesa el país, sumada a la falta de dólares para la importación de combustibles, ha llevado al gobierno a insistir en la aprobación de créditos internacionales, actualmente bloqueados en la Asamblea Legislativa.
El encuentro, que reunió a diversos actores políticos, buscó generar propuestas para enfrentar la crisis. No obstante, la ausencia de figuras clave, como el presidente de la Cámara de Senadores, Andrónico Rodríguez, marcó un contrapunto. Rodríguez criticó la dinámica del evento, señalando que «es fundamental promover reuniones urgentes entre el Ejecutivo, el Legislativo y las fuentes financieras para encontrar soluciones inmediatas, y no discutir temas electorales o políticos».
Además de abordar la crisis de combustibles, el encuentro también tuvo como objetivo «garantizar» las elecciones generales previstas para agosto próximo, en un contexto político y económico complejo.
Mientras el gobierno busca respuestas inmediatas, la población boliviana sigue enfrentando los efectos de una crisis que, lejos de resolverse, parece profundizarse con el paso del tiempo.