
- Ruth Nina: de crítica férrea a aliada inesperada de Evo Morales La dirigente de PAN-BOL, que en 2019 tildó al expresidente de «dictador», ahora encabeza marchas a su favor y defiende su candidatura.
En octubre de 2019, Ruth Nina, líder del Partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL), se alzó como una de las voces más críticas contra Evo Morales, acusándolo de «corrupción» y «autoritarismo». Hoy, seis años después, la misma dirigente marcha junto a sus seguidores, defendiendo con fervor la candidatura del exmandatario, un giro que ha desatado escepticismo y duras reacciones en el arco político.

De la oposición al apoyo «orgánico»
Nina, hija de un policía y una comerciante, construyó su trayectoria desde las bases: vendió productos en las calles, emigró a España, y al regresar a Bolivia se consolidó como dirigente sindical en Cochabamba. Su incursión en la política comenzó en 2014, cuando postuló al Senado por el Partido Demócrata Cristiano (PDC), sin éxito. Más tarde, en 2019, asumió el liderazgo de PAN-BOL y se unió a las protestas que exigían la renuncia de Morales, incluso aliándose con Luis Fernando Camacho.
«Cuando veía a Evo Morales, veía extorsión, narcotráfico y corrupción», declaró entonces. Sin embargo, en 2025, su discurso es radicalmente distinto. Asegura que su apoyo al expresidente fue una decisión «orgánica» de su partido y rechaza las acusaciones de oportunismo: «Me alegra que las redes muestren que mi lucha no es de ahora, sino de antes», sostuvo.
PAN-BOL: una sigla en disputa
El respaldo de Nina a Morales llegó en un momento crítico para su organización. En mayo, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) canceló la personería jurídica de PAN-BOL por no alcanzar el 3% de votos en las elecciones de 2020. Pese a ello, la dirigente insistió en inscribir al expresidente bajo su sigla, algo que el órgano electoral rechazó.
«Si intentan coartar nuestros derechos, el Tribunal va a arder», advirtió Nina en una entrevista con DTV, adoptando un tono confrontacional similar al de los sectores más radicales del evismo. Esta postura le valió cuestionamientos, como los del gobernador de La Paz, Santos Quispe, quien la acusó de «vender sus principios a cambio de prebendas».
¿Interés político o convicción?
Mientras Nina insiste en que su apoyo a Morales se basa en «defender el derecho político» del exmandatario —pese a las limitaciones constitucionales—, analistas señalan que su acercamiento responde a una estrategia para revitalizar su carrera. «PAN-BOL nunca tuvo peso electoral. Es claro que busca sobrevivir en la política», afirmó un experto que prefirió el anonimato.
Lo cierto es que, más allá de las críticas, Nina sigue en la primera línea. De vender golosinas en las calles a liderar protestas nacionales, su historia refleja los vaivenes de la política boliviana, donde las alianzas pueden cambiar tan rápido como el discurso.