Pepino, personaje criollo y pícaro del Carnaval Paceño

El Pepino es el personaje emblemático del Carnaval Paceño. Despertó hace tres semanas con un beso de una reina cruceña y una vacuna anticovid. Sobre su aparición se tejieron varias historias.

Las celebraciones terminan con su entierro, el Domingo de Tentación. Es parte de la alegría junto a la cholita paceña y el Ch’uta.

Prensa Libre

La llegada a La Paz del uruguayo José Podestá, más conocido como Pepe José Podestá, marca la primera historia. Era payaso de un circo que se llamaba Pepino 88 y llevaba un traje de dos colores que inspiró en ese entonces a su creación; y, la segunda, en los periódicos de hace más de dos siglos (1747) se leen que el personaje nace del Arlequín, el más popular de la comedia del arte, aparecida en Italia en el siglo XVI y que habría inspirado para esta creación.

El alcalde Iván Arias, en el programa radial “La Paz en paz”, entrevistó al historiador Randy Chávez que habló sobre la historia del Carnaval Paceño y en particular del Pepino. “Llegó a La Paz un uruguayo de nombre José Podestá, conocido como Pepe Podestá, que era un payaso de un circo que se llamaba Pepino 88 y llevaba un traje de dos colores; por otro lado, se dice que el Pepino nace del Arlequín que es un personaje que está en Europa con ese disfraz que habría inspirado al Pepino”, explicó.

Chávez sostuvo que este personaje fue localizado en La Paz por los artesanos que lo paceñizaron. El Pepino ahora es 100 % paceño. En sus indumentarias se encuentran tres cuernitos. “Se dice que le ha imitado la máscara al K’usillo andino (un personaje o bufón que utiliza una máscara de lana de colores), que primero era quien llevaba tres colores delante, que desde luego representaban a la bandera boliviana, rojo, amarillo y verde, y que participa de algunas danzas aymaras del altiplano”.

Desde el inicio, aquel payaso repartía golpecitos con su denominada matasuegra. “Este pepino portaba una porra, cachiporra, chorizo o matasuegra, se dice que arrojaba algunas monedas a los niños y les daba un golpecito con este objeto con una voz de falsete haciéndose la burla”, explicó Chávez.

El historiador cuenta que el Carnaval tiene un origen muy antiguo en Egipto, Roma y España para llegar a Chuquiago Marka, donde los aymaras al contemplar este carnaval le dan un nombre propio, Anata o juego en aymara, referido a una celebración simbólica y representativa de la región altiplánica, cuyos orígenes se remontan a la época prehispánica.

“Se tiene una nota que data del año 1747, cuando un sacerdote de la iglesia se queja por un hecho. Se trata de una dama que fue atacada por hombres que la van a rociar con harina y él (sacerdote), lo va registrar, ese era el juego antiguo. El padre al ver esto dice que es un acto morboso de los varones”, cuenta Chávez.

Agrega que de esta manera se conoce que entonces se jugaba con harina y en la Guerra del Chaco se prohíbe el juego con ese alimento por la hambruna y la escasez que se vivió. Luego este juego se cambia por el agua que se utilizó hasta hace poco.

“En esa época se usaba poca agua, pero cuando se suprime la harina en la Guerra del Chaco, empiezan con el agua en exceso, globos, chisguetes de metal con cámaras de aire comprimido y esos juegos empiezan a aparecer”, recuerda.

El alcalde Arias le pidió al historiador que explique la diferencia entre el carnaval paceño y el de Europa. “Lo que caracteriza al carnaval es la bebida y la gastronomía, muy variada en cada lugar y que ha ido ganando sus propias particularidades, como el caso de Tarija, donde por ejemplo se ha recuperado la festividad de ‘Comadres y Compadres’; en el caso de La Paz hay una agenda larga que comienza con el ‘desentierro del Pepino’ que es una costumbre que se ha iniciado el 2003 en La Paz”, recapitula el historiador.

El “desentierro del pepino” ha nacido de una comparsa donde a un pasante de una fraternidad se le ocurrió hacer el desentierro en el Cementerio General. “Este acto fue apoyado por la banda municipal Eduardo Caba que ganó posteriormente mucha fama”, explica Chávez.

A partir de entonces, continuó, se hizo cargo la Asociación de Comparsas Carnavaleras y después se ha institucionalizado con la participación de la Alcaldía de La Paz con el desentierro y entierro.

Chávez también recordó sobre la celebración del Corso Infantil, antes se llamaba el Corso de las Flores. “Se ha creado un espacio para que participen los niños, específicamente”, aseguró el historiador y afirmó que los mejores disfraces son premiados por la comuna paceña. Este año fue suspendido porque es uno de los grupos etarios que se encuentra en etapa de vacunación contra el covid-19.

El historiador también se refirió a otra creación del Carnaval Paceño como es la entrada folklórica autóctona del Jisk’a Anata, que busca rescatar los bailes tradicionales del departamento. “Es decir, se invita a diferentes municipios que participen de esa entrada y se la ha declarado Patrimonio Intangible y Cultural de La Paz”, aseveró.

En cuanto al ch’uta cholero que es otro personaje tradicional del Carnaval de La Paz, el historiador manifestó que se tiene datos que era del pongo de hacienda. Según los textos del escritor de tradiciones paceñas, Antonio Paredes Candia, pongo o chuta era el indígena que cumplía una obligación gratuita para el dueño de una hacienda, publicó AMUN.

Chávez sostiene que el Ch’uta lleva un traje aparentemente remendado. “Se cree que el nombre de Ch’uta es originario de Caquiaviri, próxima a Corocoro, población en el altiplano del departamento de La Paz”, indicó.

Explicó que es un ch’uta es el “personaje bien paceño” que se ha transformado y adaptado en la danza carnavalera y su acompañante del dúo chacha y warmi es la chola paceña. “El Virrey Toledo indica que a la chola paceña se le cambian las indumentarias incaicas y se las adapta a las usanzas de las serranías de España. Ahí va a aparecer la pollera, de esta manera los señores que han hecho esta vestimenta acoplan a la chola paceña al ch’uta, como un personaje de dualidad; de esta forma estilizan el traje que usa (la chola) para la ocasión, con bordados a mano, sus tocados que salen de su indumentaria y el topo que es un prendedor incaico”, cuenta.

Chávez recordó que antes los bolivianos destinaban mucho tiempo para celebrar el Carnaval, hasta cinco días y descuidaban sus obligaciones. “Se hacían varias entradas, bailes, excursiones o días de campo en las haciendas de Río Abajo, Obrajes y Miraflores”, afirmó.

El historiador indicó que otra de las tradiciones dentro de la gastronomía del Carnaval Paceño es el puchero carnavalero. “Lo trajeron los españoles y los aymaras sumaron al apthapi que es su propio plato”, manifestó. Chávez.

El Diario.