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Teofilo Medina, el primer afroboliviano en el Alto Mando Militar que logró su sueño

Firme y con la mano en el pecho, así el general Teófilo Medina Zabala juró ayer como el nuevo jefe del Estado Mayor Accidental. Desde sus 11 años luchó por alcanzar el sueño de surcar los cielos con la Fuerza Aérea Boliviana y hoy es el primer afroboliviano que llega al Alto Mando Militar.

“Nosotros celebramos con mucha alegría que él haya llegado a ser el primer afroboliviano en el cargo”, dijo a Página Siete el presidente del Consejo Nacional Afroboliviano (Conafro), Nilo Vásquez.

Para Conafro es “prácticamente volver a hacer justicia” porque como pueblo boliviano siempre buscaron el reconocimiento, aseguró Vásquez. “Nosotros queremos que reconozcan que en el pueblo afroboliviano no sólo hay música y saya, sino también tenemos gente muy profesional y capaz para ocupar espacios altos”, recalcó.

El representante del pueblo afroboliviano dijo que entre la comunidad hay gente muy valerosa y entregada a su profesión en todos los rubros, uno de los ejemplos más destacados es el general Medina.

“El hermano Medina es una persona que viene desde las tierras yungueñas, que ha sufrido desde muy niño, que ha tenido que migrar y dejar a toda su gente para venir a (La Paz)”, dijo Vásquez.

Según Vásquez, no hay que olvidar que Medina tuvo que seguir la carrera militar cuando se vivía una situación muy complicada. “Era un tema de clases sociales, era una cuestión de estatus entrar al Colegio Militar. No fue fácil para él”, añadió.

Y efectivamente, Medina contó en Mujeres de Impacto -un programa difundido el 30 de junio del 2020- que él desde niño, cuando estaba en primero intermedio (a los 11 años) tenía las cosas claras y ya sabía que quería estudiar en la Fuerza Aérea Boliviana (FAB).

Recordó que un día que estaba en el patio de su colegio, levantó la cabeza, vio surcar en el cielo a una aeronave y se dijo: “yo voy a ser de las Fuerza Aérea”. Entonces no sabía cómo ni qué requisitos tenía que cumplir para ser militar. “Lo único que tenía en mente fue eso”, agregó.

Pasaron los años y cuando Medina llegó a cuarto de secundaria, acompañó a dos de sus primos que ya eran bachilleres para postular a la FAB. “Cuando salimos, dos cuadras más allá, ellos me preguntaron por qué no me había inscrito. Les dije que todavía no era bachiller”, dijo y recordó que tampoco tenía los documentos ni el dinero. Tuvo que conseguir un préstamo para continuar con su sueño.

Su papá no sabía sobre esa hazaña y cuando se enteró que su hijo quería ser oficial de la Fuerza Aérea se molestó muchísimo, contó Medina. “Me dijo: si quieres ser militar, tienes que ser de la Fuerza Naval como tu hermano, que murió hace muchos años (…)”, contó.

Medina no quiso contradecir a su papá, pero no estaba dispuesto a dejar de lado su gran objetivo. Por eso se hizo el enfermo para pedirle dinero y presentarse a los exámenes. Cuando se publicó la lista de los aprobados, salió su nombre. Así que no tuvo más remedio que contarle a su papá.

“Se molestó mucho, quiso desheredarme porque lo había desobedecido”, relató. Fue la primera vez que no estaba de acuerdo con su padre. Le dijo: “Mire, papá, si me ayuda y me da los medios, voy a volar detrás de mis sueños, voy a ser oficial de la Fuerza Aérea. Y si no me ayuda, igual me iré”, recordó.

Pasó un tiempo y un día su padre lo llamó. “Me dijo: ‘Tito, ven’ y abrió una cachita llena de dinero. ‘Quieres irte, aquí está el dinero, vaya detrás de sus sueños’”. Ya pasaron 37 años desde aquel episodio. Hoy, el general Medina se siente realizado.

De cadete pasó por muchos obstáculos y sinsabores. “Es un orgullo llegar a estas alturas, reconozco que todo lo bueno que alcancé, que todo lo bueno que me rodea y que todo el éxito que tengo no es mío, sino de la gracia de Dios”, añadió.

Medina no sólo logró concluir esa profesión, pues cuando era cadete y estaba cursando el segundo año tuvo la oportunidad de estudiar la carrera de comunicación social con una beca en la Universidad Nur. No desaprovechó esta opción.

“En las Fuerzas Armadas nos dijeron a los 22 cadetes que fuimos aceptados que si perdíamos una materia seríamos dados de baja”, contó. Aseguró que, pese a tener catedráticos muy exigentes, logró sacar su título en esa carrera con un promedio alto. “Fue muy sacrificado, pero logré vencer ese reto”, agregó el jefe militar.

Medina relató que en medio de sus estudios vivió un momento muy complicado: sufrir por los estragos de la devaluación de la moneda. “Mi padre perdió todos sus ahorros y para lo único que le sirvió el dinero que guardó, fue para armar una fogata”, dijo.

Esta situación no le impidió seguir adelante. Destacó que “Dios fue muy bueno” con él. Por esa razón, en 1990, Medina aceptó a Dios en su corazón y desde entonces predicó la palabra a los soldados. Contó que muchos de ellos siguieron su camino y al igual que él, ahora son pastores.

Medina fue instructor y docente de varias universidades. Está casado y tiene dos hijos. Fue agregado en Brasil, donde no dejó su labor evangelizadora.

El flamante jefe militar asegura que desde que entregó su vida a Dios, cambió su carácter. Y por esa razón es muy apreciado por sus camaradas, soldados, amigos y familiares, quienes destacan su amabilidad y sencillez. Incluso fue destacado por varios periodistas, a quienes atendió con mucha amabilidad.

“Es posible soñar, nadie puede llegar lejos si no sueña. Esos sueños pueden consolidarse cuando creemos y nos esforzamos”, aseguró.

Y así es. Medina fue posesionado ayer como el nuevo jefe del Estado Mayor Accidental. Juraron también Augusto Antonio García como comandante en Jefe Accidental de las Fuerzas Armadas y el capitán de Navío Francis Efraín Frank como nuevo comandante general accidental de las Fuerzas Armadas. En la ceremonia también participó el presidente Luis Arce.

En el año 2017, Abel Galo de la Barra también fue posesionado como el primer comandante afroboliviano de la Policía Boliviana.

Para el representante de la comunidad afroboliviana, Medina hoy ocupa el alto cargo en las Fuerzas Armadas gracias a su esfuerzo y trabajo. “Su nombramiento es sinónimo de reconocimiento a la trayectoria del general”, concluyó.

“El hermano Medina es una persona que viene desde las tierras yungueñas, que ha sufrido desde muy niño y ha tenido que migrar”.

Nilo Vásquez, Conafro

Pagina Siete