- Anapo advierte que la medida gubernamental genera incertidumbre y afecta gravemente a productores, transportistas y empresas relacionadas. Gobierno defiende la decisión como una acción para garantizar la seguridad alimentaria.
La Asociación de Productores de Oleaginosas y Trigo (Anapo) manifestó su profunda preocupación por la decisión del gobierno de suspender temporalmente las exportaciones de aceite, alertando que esta medida pone en riesgo más de 120,000 empleos directos e indirectos y afecta la producción de aproximadamente 6 millones de toneladas de granos, incluyendo soya, maíz, trigo, sorgo y girasol.
Fernando Romero, representante de Anapo, subrayó que la suspensión perjudica toda la cadena productiva, generando incertidumbre entre los productores y provocando consecuencias graves en el sector agrícola más importante de Bolivia. “Si no hay exportación, no hay dólares. Esto también impacta a las casas comerciales, a los transportistas y a quienes comercializan insumos. No podemos permitir que pequeñas fisuras se conviertan en rupturas”, declaró Romero, advirtiendo sobre el riesgo de un círculo vicioso en la economía del sector.
Según Anapo, el impacto económico es significativo, ya que las exportaciones de aceite y harina generan ingresos anuales de dos millones de dólares, y el 80% de los 140,000 pequeños agricultores del sector oleaginoso serían los más afectados.
Por su parte, el viceministro de Políticas de Industrialización, Luis Siles, defendió la medida argumentando que prioriza el abastecimiento del mercado interno. Explicó que la decisión fue consensuada con actores clave como la Cámara Agropecuaria del Oriente (CAO) y la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia, buscando garantizar que el aceite llegue a supermercados, mercados y restaurantes. “La suspensión se mantendrá hasta que se normalicen los precios y la distribución del producto. La prioridad es asegurar el suministro de alimentos para los bolivianos”, afirmó.
El viceministro de Defensa de los Derechos del Consumidor, Jorge Silva, indicó que la medida podría extenderse por tres meses, aunque existe la posibilidad de levantarla antes si la industria garantiza el abastecimiento a precio justo. “Aunque las exportaciones son importantes, la seguridad alimentaria es la principal prioridad del gobierno”, enfatizó.
En contraste, la Cámara Nacional de Industrias Oleaginosas de Bolivia (Caniob) y la Cámara de Exportadores de Santa Cruz (Cadex) expresaron su descontento, advirtiendo que la suspensión pone en riesgo la sostenibilidad del sector y debilita los mercados internacionales. Ambas cámaras cuestionaron la decisión, señalando que días antes el ministro de Desarrollo Productivo, Néstor Huanca, había confirmado que existían 39,000 toneladas de aceite disponibles, suficientes para cubrir la demanda interna.
El sector oleaginoso enfrenta un panorama incierto, mientras productores, autoridades y entidades empresariales intentan encontrar un equilibrio entre la necesidad de garantizar la seguridad alimentaria y mantener la estabilidad económica de una cadena productiva esencial para Bolivia.