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La autopsia a Vania reveló golpizas y agresiones pasadas

Equimosis es una de las palabras que más se repiten en la autopsia que se hizo a Vania Trujillo, la joven que fue asesinada el pasado 18 de febrero. Su pareja, Vladimir Irahola Villanueva, principal sospechoso, no fue detenido la noche del crimen y hoy está prófugo.

Laura Crespo, abogada de la familia, explicó a Página Siete que la víctima fue agredida de forma continua y los exámenes descartan que se hubiera tratado de un suicidio.

“La agredía y por eso tiene tantos moretones, tiene equimosis por todo su cuerpo. No sé cómo el forense no pudo ver todo esto”, declaró la abogada de la familia de la víctima y reclamó, pues el acusado no fue aprehendido por el Ministerio Público en la misma noche del crimen.

El informe forense, documento al que tuvo acceso Página Siete, advierte equimosis en varios puntos del abdomen y los brazos derecho e izquierdo de la víctima. Indica la existencia de excoriación u otras marcas en la espalda.

La abogada informó que los inquilinos que vivían un piso debajo del departamento de Vania y Vladimir, comentaron a la madre de la víctima que escuchaban constantes peleas. “Había muchos problemas, golpes, las cosas se caían y seguro la pegaba. Ella tampoco decía nada y menos a la familia”, dijo.

Ese viernes 18 de febrero, la pareja tuvo una primera pelea en la mañana. Vladimir no quería que la víctima saliera a trabajar. La madre de la joven contó que él la sujetaba con fuerza de la cintura hasta causar serias lesiones en su cuerpo.

Según la abogada, Vladimir declaró que él salió de su casa a jugar fútbol con unos amigos y recibió en su celular mensajes de Vania, quien advertía que debía regresar a su departamento o sucedería algo de lo que él se iba a arrepentir. Con esos textos, él fue a ver a la madre de la víctima para advertirle que algo pasaría y se adelantó a llegar al departamento. Al ingresar la encontró sin vida con espuma en la boca, y él dijo que ella se quitó la vida.

El informe de la autopsia -que se realizó el 19 de febrero- descartó esta versión en todo momento. Primero, el reporte forense advirtió que en la boca de la víctima se observaron lesiones por quemadura de contacto “sin signos de inflamación” y que se habrían producido “posmortem”, es decir después del fallecimiento de Vania. Estas quemaduras llegaban hasta la garganta y no hasta el estómago, como ocurre con las personas que se quitan la vida tomando un veneno o alguna otra sustancia.

El informe da cuenta que su estómago tenía “características normales”. El acta de la autopsia indica que “la causa de la muerte fue asfixia mecánica por estrangulamiento”.

La hipótesis que maneja la familia de la víctima es que Vania llegó de su trabajo en la noche y nuevamente la pareja discutió. Entonces, según la defensa, Vladimir asfixió a Vania y para simular un suicidio le introdujo una sustancia en su boca.

Según la abogada, con el celular de Vania, el acusado mandó mensajes lanzando las advertencias de que se quitaría la vida y bajó a la cancha a jugar fútbol. Mostró luego su móvil a la madre de la víctima y subió al departamento para dejar el aparato telefónico con la víctima.

Pese a las marcas del cuerpo y al ser el principal sospechoso, la fiscal Dubraska Jordán no ordenó su aprehensión.

Vladimir fue a declarar en compañía de su padre y después, el Ministerio Público lo dejó en libertad. La fiscal no hizo caso de las súplicas de la familia de la víctima que pedía la aprehensión del acusado.

Después de la autopsia, Jordán ordenó la aprehensión de Vladimir, pero él desapareció. Por eso, Jordán fue retirada del caso y la Fiscalía General evaluará si corresponde o no un proceso.

Un mes después del crimen, recién comenzó el proceso de activación de la Alerta Roja para restringir la salida Vladimir del país, dijo Crespo. “Se tiene que seguir todo un procedimiento para activar la alerta. Hablamos con la Fiscalía”, sostuvo.

El coautor

Proceso El teniente coronel Iván I. acompañó a su hijo Vladimir a prestar su declaración al Ministerio Público luego del crimen de Vania. La Fiscalía dejó libre al principal acusado. Escapó.

Presión Ante la indignación de la población y luego de una denuncia pública de la representante de Mujeres Creando, María Galindo, la Fiscalía cambió el delito del padre militar a coautoría y el pasado viernes fue aprehendido en inmediaciones del Estado Mayor, donde trabajaba. Ese nuevo delito tiene una pena de 30 años de prisión. El fin de semana se realizó su audiencia y un juez determinó la detención preventiva para el militar y padre del acusado.

Pagina Siete.