La Defensoría del Pueblo revela largas filas y condiciones precarias en estaciones de servicio de diésel

  • La verificación realizada en 54 surtidores de todo el país confirma tiempos de espera de hasta 11 días y la escasez de servicios básicos.

La situación de los surtidores de diésel en Bolivia se ha vuelto crítica. En una verificación realizada el 15 de noviembre en 54 estaciones de servicio de los nueve departamentos, la Defensoría del Pueblo presentó los resultados de una exhaustiva investigación que evidencia las dificultades a las que se enfrentan los conductores. Filas de hasta 260 vehículos, reducciones en la distribución de combustible y condiciones insalubres fueron algunas de las conclusiones destacadas.

Prensa Libre

Pedro Callisaya, Defensor del Pueblo, informó que en el 26% de los surtidores visitados se registraron colas inmensas de hasta 260 vehículos, especialmente en los departamentos de Beni, Chuquisaca, Cochabamba, Oruro, Potosí y Tarija. Los tiempos de espera para obtener el diésel llegaron a ser inaceptables, con algunos conductores esperando hasta 11 días, lo que pone en evidencia las graves deficiencias del sistema de distribución.

En un 63% de las estaciones de servicio verificadas, las filas eran menores pero igualmente preocupantes, con entre 10 y 100 vehículos esperando turno. Esta situación se vivió en ciudades como La Paz, El Alto y Santa Cruz, donde la presión por conseguir combustible también fue evidente.

Las entrevistas realizadas por la Defensoría reflejaron el sufrimiento de los conductores, que en muchos casos se vieron obligados a esperar entre una hora hasta 269 horas, lo que implica un verdadero sacrificio físico y emocional para quienes dependen del diésel para su trabajo y movilización.

En cuanto a los servicios higiénicos, la Defensoría constató que el 76% de los surtidores contaba con baños disponibles, aunque en muchos casos estos eran insuficientes o estaban en mal estado. Solo un 13% de las estaciones ofrecían baños con restricciones, como la falta de agua, y un 4% no disponía de servicios higiénicos para el público, lo que agrava aún más las condiciones en las que las personas deben permanecer largas horas.

Además, el informe reveló que el 68,5% de los surtidores informaron que la cantidad de diésel distribuido había sido reducida, y que el 70% no recibía la cantidad suficiente para satisfacer la demanda actual. Esta escasez no solo afecta a los conductores, sino que también pone en jaque a sectores productivos que dependen del combustible para su funcionamiento.

La falta de recursos, la espera interminable y la escasez de servicios básicos afectan los derechos fundamentales de los ciudadanos, como señaló Callisaya. En su opinión, “la situación de los surtidores no solo compromete el acceso al combustible, sino también el acceso a condiciones dignas para quienes deben hacer largas esperas”.