FmBolivia
Noticias de Bolivia y el mundo

Evo Morales, el hijo de la democracia que usa la confrontación como arma política

Al menos 10 posturas públicas o declaraciones del expresidente Evo Morales muestran que el exmandatario no tiende a apostar por la senda de la reconciliación, en lugar de la confrontación. Las posiciones o dichos identificados van desde hablar de “cerco a las ciudades” hasta desautorizar a Carlos Mesa para hablar de reconciliación, pese a que éste es el líder de la principal fuerza de oposición en el Legislativo.

Del análisis que realizaron al respecto los expertos que consultó Página Siete se desprende que Morales tiene un “todo elevado” de confrontación y de caudillismo, y que “se olvida que es hijo de la democracia y producto de las luchas democráticas”. Además, se lo caracteriza como un “creador de conflictos y fuente de discordia”, incluso dentro de su propio partido, y que su misma biografía no permite imaginar su transformación en un líder conciliador.

En la oposición consideran que el plan en el que está concentrado el MAS es limpiar la imagen de Morales para que vuelva al poder en 2025. En el partido azul indican que la oposición está obsesionada con el expresidente, por lo que creen que Morales “va a ser su pesadilla” hasta sus últimos días.

Las posturas o dichos identificados de Morales son: 1) Tildar de “golpistas” a los movilizados contra el cierre del caso fraude (4 de agosto). 2) Afirmar que Mesa, “no tiene autoridad moral para hablar de reconciliación y paz” (2 de agosto). 3) Calificar a Mesa como “historiador golpista”, cuando ni siquiera figura como acusado en la demanda por esa causa (22 de julio). 4) Declarar que no habrá reconciliación, salvo que entiendan su ideología (18 de julio). 5) Calificar de “grupos irregulares vinculados a sectores separatistas y golpistas de logias de Santa Cruz” a los organizadores del denominado Congreso por la defensa de la tierra y el territorio (4 de julio).

6) Acusar a la Iglesia y a la Unión Europea, que lideraron la mediación para la pacificación de 2019, de “cómplices” del supuesto “golpe de Estado” (9 de mayo). 7) Atacar a la Conferencia Episcopal Boliviana cuando recordó que el MAS estuvo de acuerdo con la transición (20 de marzo). 8) Culpar a “la derecha” del silletazo que sufrió el 14 de diciembre de 2020, en un ampliado de sectores del MAS en Lauca Ñ (Cochabamba). 9) Decir que el oficialismo acompañaría a los paros “con cercos a las ciudades” para hacerse respetar y ver si aguantan (26 de octubre de 2019) y 10) Instruir un cerco y decir “que no entre comida a las ciudades”, según el audio en el que se escucha a una voz atribuida a Morales (noviembre de 2019).

Hernán Cabrera, periodista y licenciado en filosofía, explicó que Morales es “un animal político”, que piensa, reflexiona, hace y ejerce el poder las 24 horas del día. No obstante, en esa dinámica considera que se le nota que “está desesperado, inquieto, tenso y que busca algo más que protagonismo”, pese a que ya lo tiene tanto en medios nacionales como internacionales.

“En esta lógica de hacer política y ejercer poder detrás de bambalinas, Morales tiene un tono elevado de confrontación y de caudillismo. Se olvida que es hijo de la democracia y producto de las luchas democráticas y de los derechos humanos, y precisamente los derechos humanos son una ruta de la paz, de la no violencia, contra el racismo y la discriminación”, indicó Cabrera.

La socióloga Sonia Montaño recordó que al inicio del primer gobierno de Morales hubo iniciativas dirigidas a construir una imagen al estilo de un Mandela. Sin embargo, “muy rápido se desvanecieron porque el modelo dialogante del líder sudafricano les pareció -a los masistas de su entorno- una forma de claudicación a sus principios”.

Montaño señaló que el liderazgo de Morales “se orientó hacia la construcción del ‘jefazo’ como lo dibujó Martín Sivak, uno de sus primeros admiradores, que exaltó el caudillismo del presidente”. “La propia biografía de Morales era la de un luchador ‘invencible’, imagen que luego evolucionó hacia la construcción de un personaje como ‘enviado de Dios’, en 2019”, manifestó.

La socióloga subrayó que la biografía de Morales no permite imaginar su transformación en un líder conciliador. “Morales no conoció el sufrimiento y desde el punto de vista social, se formó como una persona que hizo de la coca el símbolo que lo convirtió en defensor de la producción más capitalista imaginable, sin regulación y orientada al mercado mundial ilegal, pero de alta demanda”, aseguró.

El analista político Pedro Portugal indicó que Morales nunca tuvo una “visión estrictamente nacional”, sino que “ha estado sujeto a los vaivenes de afuera”. Cita como ejemplo la relación que tuvo con los líderes Hugo Chávez y Fidel Castro.

En ese marco, sostuvo que Morales no pudo nunca delinear una línea interna como lo hizo Mandela, quien supo poner en su lugar esas “ligazones” que tenía a nivel internacional, porque su prioridad era establecer una política nacional: crear una República, crear un Estado, resolver los problemas internos del África del Sur.

“Entonces, Evo Morales nunca se puso en cabeza crear una alternativa boliviana, lograr una serie responsable para eliminar los conflictos internos, sino era seguir aquello que le daba fuerza y le halagaba, que era esa especie de idolatría que tenía cierta fuerza en el exterior”, aseguró.

Montaño considera que hoy por hoy, Morales se convirtió “en el alfil del populismo de izquierda”, y que para mantener ese liderazgo “no le queda otra que emitir un discurso alineado con las potencias como China y Rusia”.

“Hace días en la radio Kawsachun Coca decía que ninguno de esos países tenía bases militares a diferencia de Estados Unidos que sí las tiene, rasgo que para él justifica sus alianzas geopolíticas y lo aleja de cualquier esfuerzo conciliador. El mensaje que transmitió a Castillo en el Perú reivindica la confrontación mostrando que su opción política está mucho más acorde con su personalidad”, agregó.

Y ¿cuál es el panorama en el bando de sus oponentes? Montaño expresó lo siguiente: “En la oposición política efectivamente predominan los esfuerzos de confrontación, salvo en el caso de CC que ha hecho llamados al diálogo con poco éxito. Será muy difícil transformar la cultura política dominante que valora más el berrinche, el abuso y tolera la mentira como parte de la vida cotidiana”.

Cabrera agregó que, en contrapartida, en la acera de enfrente a la del oficialismo, “no hay un proyecto alternativo ni la oposición es sólida y creativa para responder a Morales y lo que representa”.

Alberto Astorga, diputado de CC, considera que el MAS despliega una estrategia para limpiar la imagen de Morales. “El MAS lo que pretende es que Evo Morales vuelva a ser candidato a la Presidencia el 2025. Ése es el objetivo político del MAS, por eso hay la persecución política, por eso han inventado esa falsa teoría del golpe de Estado, porque claramente quieren que Evo Morales vuelva al poder”.

Daniel Rojas, diputado del MAS, declaró a este rotativo que la reconciliación vendrá de la mano de la justicia, y que esa palabra no significa omitir las muertes de Senkata y Sacaba ni el robo a las arcas del Estado.

“Reconciliación significa justicia para todos. En base a eso nuestra población va a poder estar tranquila y gozando de una justicia que realmente beneficia a todos aquellos cuyos derechos han sido vulnerados durante el golpe de Estado”, aseguró.

El legislador del oficialismo sostuvo que la oposición tiene una fijación con Morales, puesto que “sueña, amanece, almuerza y cena con la imagen de Evo Morales”. “Recordar a la oposición que Evo Morales va a ser su pesadilla para ellos hasta los últimos días de su existencia”.

Portugal concluyó que no hay ninguna similitud entre Morales y Mandela, porque el segundo dejó el poder y preservó el respeto de la gente. “Evo Morales fue un creador de conflictos, una fuente de discordia, y de la misma manera que fue una fuente de discordia al interior de Bolivia, ahora es una fuente de discordia al interior del MAS”.

Puntos de vista

Hernán Cabrera, Lic. en filosofía y periodista
“Evo Morales, un animal político”

Evo Morales es un animal político. Piensa, reflexiona, hace y ejerce el poder las 24 horas del día. Hasta debe soñarse con la dimensión política. Es uno de esos liderazgos políticos, que considera que el país y la política deben girar en torno a sus decisiones, declaraciones, caprichos y proyectos de poder.

Pero en esta dinámica, al expresidente Morales se le nota que está desesperado, inquieto, tenso y que busca algo más que protagonismo, que ya lo tiene, porque los medios nacionales e internacionales lo agendan y le dan cobertura, incluso quitándole espacios al propio presidente Arce y al vicepresidente Choquehuanca, que prácticamente ha desaparecido del escenario mediático y de los movimientos sociales.

En esta lógica de hacer política y ejercer poder detrás de bambalinas, Morales tiene un tono elevado de confrontación y de caudillismo. Se olvida que es hijo de la democracia y producto de las luchas democráticas y de los derechos humanos, y precisamente los derechos humanos son una ruta de la paz, de la no violencia, contra el racismo y la discriminación. En contrapartida, no hay un proyecto alternativo ni la oposición es sólida y creativa para responder a Morales y lo que representa.

El discurso permanente de Morales es la victimización y la violencia política, que genera adeptos, simpatías, apoyos y rechazos, además de polarización y confrontación entre los bolivianos, pero el ejercicio de poder en Bolivia es dinámico y dialéctico, es decir, no puede quedarse repitiendo la misma historia hace 500 años, sino que debe transformarse, de lo contrario, quedará anclado y bloqueado.

Daniel Rojas, diputado del MAS
“Evo es nuestro máximo líder”

La reconciliación tiene que ver de la mano de la justicia. Reconciliación no significa omitir los 36 muertos, omitir robo a las arcas del Estado Plurinacional de Bolivia. Reconciliación significa justicia para todos.

En base a eso nuestra población boliviana va a poder estar tranquila y gozando de una justicia que realmente beneficia a todos aquellos cuyos derechos han sido vulnerados durante el golpe de Estado.

No confundamos las cosas como lo hace la oposición, de decir que “la reconciliación…, que los masistas estén persiguiendo”. Nosotros consideramos que la reconciliación va a venir de la mano de la justicia, y eso tienen que evaluar las víctimas, quienes han sufrido todo este proceso del golpe de Estado, liderado por una senadora que se autonombró presidenta.

Ahora bien, a la oposición no le deja dormir nuestro hermano Evo Morales. La oposición sueña, amanece almuerza y cena con la imagen de Evo Morales. Quiero recordar a la oposición que Evo Morales va a ser su pesadilla para ellos, hasta los últimos días de su existencia.

Para nosotros, nuestro máximo líder que ha reconducido la cúspide económica, a través del modelo económico social comunitario, se llama Evo Morales. Nos guste o no, él es nuestro líder, el líder que ha sobrellevado nuestro país hacia delante.

Pedro Portugal, analista político
“No tuvo la talla para ser Mandela”

Evo Morales no tuvo la talla para ser Mandela. Evo Morales es una persona que no tuvo nunca una visión estrictamente nacional, sino que ha estado sujeto a los vaivenes de afuera. Esa imagen típica del político muy dependiente, casi colonizado, en el sentido estricto de la palabra.

No olvidemos el rol fundamental que jugó Hugo Chávez, las declaraciones públicas, las visitas que hacía, cuando lo recibieron en Tiwanaku, cuando se paseaba por las calles de La Paz con sus servicios de seguridad. O sea, tanto Evo Morales como Hugo Chávez mostraban como si fuese algo positivo y honorable ese tipo de dependencia no sólo anímica y política sino quizás también material financiera entre su gobierno y la figura ascendente que era de Evo Morales.

No olvidemos que Evo Morales nunca entendió realmente todos los pormenores de la política internacional. Para él, Fidel Castro simplemente era lo que él llamaba el abuelo sabio, alguien que le daba consejos, que le recriminaba, le alentaba, a quien iba a buscar orientación y línea y lo decía abiertamente sin entender toda la dinámica profunda que puede haber en cuanto a confrontación o en cuanto a líneas políticas internacionales.

Mandela supo poner en su lugar esas ligazones, esas dependencias que él tenía a nivel internacional, porque para él lo prioritario era establecer una política nacional: crear una República, crear un Estado, resolver los problemas internos del África del Sur.

Sonia Montaño, socióloga
“Hoy, es un alfil del populismo”

No hay que olvidar que al inicio del Gobierno hubo iniciativas dirigidas a construir una imagen al estilo de un Mandela, pero muy rápido se desvanecieron porque el modelo dialogante del líder sudafricano les pareció -a los masistas de su entorno- una forma de claudicación a sus principios. Su liderazgo se orientó hacia la construcción del “jefazo” como lo dibujó Martín Sivak, uno de sus primeros admiradores que exaltó el caudillismo del presidente.

La propia biografía de Morales era la de un luchador “invencible”, imagen que luego evolucionó hacia la construcción de un personaje como “enviado de Dios”. En 2019, el alcalde de Tacopaya, Felipe Sánchez, afirmó que el jefe del Estado era un “enviado de Dios”.

Antes lo hizo el gobernador Urquizu, ejemplo de las muestras de culto a la personalidad que se convirtió en política de Estado. La propia biografía de Morales no permite imaginar su transformación en un líder conciliador. Morales no conoció el sufrimiento y desde el punto de vista social se formó como una persona que hizo de la coca el símbolo que lo convirtió en defensor de la producción más capitalista imaginable, sin regulación y orientada al mercado mundial ilegal pero de alta demanda.

Hoy, luego de 15 años se ha convertido en el alfil del populismo de izquierda y para mantener ese liderazgo no le queda otra que emitir un discurso alineado con las potencias como China y Rusia.

Pagina Siete.