David Santalla lucha por vencer al cáncer

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David Santalla venció otra batalla, pero no la guerra. El reconocido actor boliviano fue dado de alta (por así decirlo) el pasado lunes del Hospital de Clínicas de La Paz, tras someterse a otra quimioterapia con el designio de contrarrestar el temible cáncer.

Al margen de la enfermedad que lo tiene a mal traer, el principal protagonista de Mi Socio 0.2 tuvo que lidiar con la “deficiente” atención médica del Sistema Único de Salud (SUS), según el relato de Sandra Saavedra Urizar, esposa de artista.

Prensa Libre

“No echo la culpa a los médicos ni el personal de salud; el sistema burocrático del SUS es el que falla”, señaló en tono muy molesto la cónyuge de Santalla, quien contó que su esposo no fue asistido con la urgencia que requería el caso. “Es mentira que la atención en el SUS es gratis; sólo le dan aspirina, ibuprofeno, paracetamol, entre otros, pero no los medicamentos que realmente requiere un enfermo con cáncer”.

Es más, Saavedra pidió a las autoridades de Gobierno que reflexionen y abroguen una ley que beneficie a los artistas de la tercera edad, porque en la actualidad se encuentran desamparados, sin seguro médico, entre otras cosas.

“Se han olvidado de David como si fuera un perro. Les pido que no abandonen a un patrimonio cultural del país”, señaló muy afligida Sandra Saavedra.

Más adelante, dijo que tuvo que recurrir al director de la clínica para que puedan atender a su esposo.

“‘Señora, lamentablemente estamos en Bolivia’, me dijo el director”, añadió.

Saavedra comentó que semanalmente eroga 15 mil bolivianos en la compra de medicamentos para su cónyuge.

“Tenemos que trabajar para generar recursos. Vendemos los libros de David y las artesanías que elaboramos para sobrevivir”, añadió.

La próxima quimioterapia está prevista para el jueves 17 de ese mes y requieren de 7.500 bolivianos.

Se le agotaron los recursos

Sandra Saavedra admitió que el Ministerio de Culturas les otorgó recursos el año pasado para pagar la rehabilitación de David Santalla.

“Gastamos todo, no nos queda nada”, señaló.