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El Samka y su pandilla

Ignorante, delincuente, masista, etc. Son algunos insultos lanzados a un tal Samka, el jovenzuelo «uta jallalla», que tiene sus cinco minutos de fama hoy por hoy.

¿Ignorante? No creo. Es un muchacho comprometido con su comunidad, toca zampoña, pisa chuño y habla (escribe) con ese lenguaje de «awicha, uy! qué lindo la pacha, inti tata dame la luz, etc.», para decir «soy pueblo shempre, mirame pues».

Artesano de manillas y piedras ancestrales. Como todos, pasó por la Sagárnaga, los boliches andinos donde la cerveza es más cara, pero se baila k’antus hasta caer al piso. Dicen estudiante de Sociología, además, bajo el alias de Weimar Siñani.

¿Delincuente? No creo. Apenas un muchacho extraviado en su edad del burro. Vándalo sí, y tendrá que ahorrar harta plata siempre para pagar las 50 mil lucas que cuesta solo el despintado. La nariz le saldrá otro tanto a él y su grupo, incluidas las dos chocas que disfrazadas de kusillos bailaban al son de la banda Qhapaq Ñan. Vayan haciendo vaca, chicos… digo, chiquxs, porque además son un grupo inclusivo andino pro aborto sullu.

¿Masista? No creo. Eso duele, debe ser el peor insulto hoy en día. El Samka es un adoctrinado de Reinaga, un katarista de segunda ola, o sea, renegado marxista.

Cree que Colón vino a matar y violar mujeres de pollera. Curioso que más bien trajera esa vestimenta que hoy es el orgullo de la mujer andina. Cree que 500 años de sangre india derramada deben vengarse con estuco caído, pero está bien si la misma sangre riega la tierra para la fertilidad, diciendo. Allá él y sus creencias.

No, señores, el Weimar, digo, Samka, no es masista. Al igual que sus cuates que con wiphalas arengan jallalla tawantinsuyu, ya se desencantaron del Evo y sus socialistas. Ellos son comunistas comunitarios que seguro ven a la Copa como más mejor.

Qué pena, don Cristóforo. Te quedas ahí chato, contemplando que desde tu llegada al Prado, hace 95 años, nada ha cambiado. Seguimos racistas e intolerantes.

Mañana le tocará el turno a las feministas marxistas y progresistas. Pobre Mariscal, hasta a su caballo lo van a pintar de misógino. Dice que van a seguir pintando mientras sigan los feminicidios. Malas noticias, ni con la Galindo (que ya apoyó a estos «pobres chicos»), la Paredes o la Yola de presidentas se acabará ese mal social. Así como los infanticidios o los robos menores. Todos delitos, todos eternos, porque así es este mundo de porquería.

Indianistas, feministas. Son iguales. No responden al masismo ni quieren joder a alguien sino a todos. Estos grupos responden a la agenda y sin darse cuenta sólo perjudican a sus propias causas.

Se frena esto o mañana será «el torero» de plaza Murillo y luego tu propia casa la que quede vandalizada por capricho, performance «intervencion» o disque reivindicación social colectiva comunitaria.

Respetos guardan respetos, changos, y ustedes cruzaron la línea…

PD. La ministra de Culturas también quiere tirar la estatua para archivarla por ahí…

Por Iván Rada