Silvia Gonzales y otros 23 técnicos crean transformadores made in El Alto
Silvia Gonzales, de 28 años, tiene la capacidad de construir y desarmar un transformador eléctrico, un aparato que se emplea para bajar una tensión de -por ejemplo- 12.000 voltios a 220 y que es de uso doméstico. Ella y otros 23 profesionales de la compañía GMZ-BOL se encargan de fabricar estos equipos made in El Alto.
Esta compañía -pionera en la construcción de equipos eléctricos en el país- nació hace 15 años en la Urbanización Villa Tejada Alpacoma de El Alto. Al principio, la empresa se dedicaba a la importación de transformadores, pero entre 2012 y 2013 comenzó a reparar estos aparatos.
Luego, la firma dio el salto y comenzó a fabricar estos equipos. Y en la actualidad, esta compañía se convirtió en la primera empresa de Bolivia en fabricar los transformadores alta tecnología
¿Para qué se emplean estos equipos? La electricidad viaja a tensiones que pueden superar los 12.000 voltios, pero esa energía es peligrosa de emplear en los hogares o en las fábricas. Por esa razón se instalan estos transformadores para que la corriente pueda bajar la tensión e ingresar a los domicilios.
Silvia es la responsable de los almacenes y se debe encargar de supervisar que todos los materiales y los equipos estén en buenas condiciones para la construcción de los transformadores. Trabaja acompañada de un equipo de 23 profesionales y técnicos de la empresa, la mayoría vive en El Alto.
Su inicio en la firma fue difícil. Entró a la compañía fabricando los transformadores y con el tiempo se encargó de más responsabilidades en el área. “Ahora soy como una mamá para el resto de los trabajadores, (me encargo) de que no les falte nada (en el proceso de fabricación)”, dijo Gonzales.
Ella estudió Electricidad en la Escuela Industrial Pedro Domingo Murillo y el año pasado defendió su proyecto. “Es un área que me llamó la atención desde el primer momento. Me encantó la electricidad porque tiene una infinidad de ramas. Ahora me encuentro en el área de fabricación”, explicó. Aseguró que hace seguimiento sobre cómo se manejan los equipos y qué necesitan para elaborar un transformador.
Rubén Villarroel, gerente general de GMZ-BOL, dijo que el personal fue capacitado por especialistas colombianos. “En la cuarentena -aunque tuvimos que parar como todos- tuvimos que mantener a todo nuestro personal técnico e ingenieros. No hubo reducción de salarios, se les canceló de forma puntual porque no los podemos reemplazar”, aseguró.
Entre el plantel de profesionales se encuentran los especialistas en cortadores de núcleo, “bobinado – res ” y el personal de diagnóstico que visita las diferentes fábricas para evaluar los transformadores y hacer mantenimiento.
El ejecutivo aseguró que los transformadores se convirtieron “en el corazón”, de la compañía. Y por eso, la firma lanzó al mercado un nuevo producto más eficiente y que permite ahorrar los costos de energía a las empresas o fábricas. El núcleo que se fabricaba con anterioridad tenía el defecto de calentarse, lo que encarecía los costos. Hoy, la empresa tiene la capacidad de construir estos equipos con acero de silicio.
“Cada lámina de acero debe ser cortada de forma milimétrica y con un tamaño distinto. Con ello, el núcleo debe calentarse lo menos posible y ser más eficiente”, dijo el ejecutivo al mostrar el primer transformador nacional “Rymebol”.
Esta empresa, como pocas en el país, vio una gran oportunidad de crecimiento con la pandemia. Las restricciones causaron demoras en la importación de equipos, entonces ellos comenzaron a fabricar estos aparatos. “La economía se contrajo, a nosotros nos permitió crecer en un 15%. Nuestra ventaja es la alta calidad del producto”, destacó.
Un segundo pilar de la empresa es la reparación de transformadores. “Con el personal capacitado podemos reparar transformadores de potencia para alto voltaje que son de 69.000 voltios”, dijo.
La reparación de estos equipos es muy importante para el funcionamiento de varias empresas del país. Antes debían llevar los transformadores al extranjero con costos de hasta 60.000 dólares porque pesan 32 toneladas y se debían transportar en tres camiones.
Ahora, la compañía recibe estos equipos en su planta de El Alto y se encarga de dar soluciones óptimas y confiables.
Fuente: Pagina Siete