San Matías, el municipio “sin Estado” devorado por el fuego
San Matías, corazón del pantanal boliviano, es el municipio cruceño más afectado por el fuego. Ya van 449.287 hectáreas devastadas y pese a los esfuerzos, sigue ardiendo. Casas quemadas, pobladores evacuados, flora y fauna muerta son los primeros saldos del incendio. Las cenizas y el hollín amenazan con contaminar ese reservorio nacional de agua dulce.
Alexandra está en shock. Ella es una matieña que radica en Santa Cruz y que ahora gestiona ayuda para su tierra natal. Mira la pantalla de su celular y sus ojos incrédulos contemplan un cuadro que habla de hectáreas y de fuego que acaba de llegarle por WhatsApp.

Hasta hace una semanas poco se hablaba de San Matías en los noticieros. Casi nada. Sin embargo, con más de 215 mil hectáreas quemadas, es el municipio más afectado de todo el departamento y el menos atendido.
Está ubicado al este de Bolivia, a 830 kilómetros de Santa Cruz. Una distancia que debido a la condición de la carretera se traduce entre 14 y 17 horas de viaje en flota.
Los lugareños suelen decir con una mezcla de resignación y picardía, que hay tres distancias “lejos, lejísimos y San Matías”. Están distantes y así se sienten.
Hasta allí no llegan los hospitales de tercer nivel, no hay carretera asfaltada, no hay universidades, suele ser territorio de paso de droga por ausencia de controles y es el municipio más quemado. Actualmente son 449.287 hectáreas afectadas y sigue ardiendo.
Tal parece que la distancia hace que estén también fuera de las cámaras. Alexandra, dándose cuenta de esto, contactó a amigos y a familiares de San Matías para gestionar ayuda desde distintas partes de Bolivia. “A pesar de la ayuda, siento mucha frustración porque veo que no es suficiente”, confiesa agobiada.
Allí donde no llega el Estado
“Por favor oren, aquí en las Petas se ha alzado un fuego que ya está cerquinga de las casas”, exclama con voz llorosa una vecina de la comunidad Las Petas, perteneciente a San Matías.
Como la mayoría de la gente, ya no pide otra ayuda que la oración. Los pobladores resumen que es lo único que les queda.
En la provincia Ángel Sandóval hay 36 comunidades y un solo municipio. Constantemente padecen inundaciones y la mayoría de las comunidades -indígenas y campesinas- se han acostumbrado a vivir entre las aguas. Allí, año tras año, subsisten entendiendo que el Estado está muy lejos para auxiliarlos.
Ahora que la amenaza no es agua sino fuego, asumen que, como siempre, sólo un milagro podrá salvarlos.
“15 comunidades han quedado sin energía eléctrica por los incendios. 10 casas se han quemado por un fuego expandido entre Candelaria, San Antonio de las Totoras, Las Petas, San Juan del Corralito y Minador. Tenemos varias familias evacuadas. El fuego está descontrolado”, revela Alcides Villagómez, asambleísta departamental.
Desde que el fuego empezó, a inicios de agosto, los habitantes del Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) San Matías batallan contra las llamas. Los guardaparques las enfrentaron sin trajes protectores, barbijos y mochilas de agua y los comunarios lo hacen con chinelas, machetes y bidones.
Por eso el fuego los rebasó y entró sin permiso al Área Protegida Nacional, que ya tiene unas 337.785 hectáreas completamente quemadas y sigue ardiendo. Pese a que han llegado bomberos voluntarios desde Santa Cruz y soldados, nada parece ser suficiente.
El supertanker pasó dos veces por la zona pero no consiguió frenar al monstruo ardiente. “Lo que deja parece un rocío de agua que se evapora al instante”, dice Villagómez.
Los habitantes de San Matías y las comunidades aledañas recibieron esperanzados, el 26 de agosto, los alimentos y medicamentos que llegaron desde Cáceres en Brasil, el pueblo vecino que también arde. Fue el primer y último envío, debido a temas burocráticos, según el asambleísta.
Hasta Cáceres, al que llaman “el vecino rico”, llegan los matieños buscando socorro médico, abastecerse de alimentos, comprar ropa y hasta a dar a luz “para garantizar Estado” a los recién nacidos.
Arde el hogar de la paraba azul
La paraba azul o Anodorhynchushyacinthinus fue presa codiciada de comerciantes ambiciosos del mercado negro de fauna silvestre en las décadas de los años 80 y 90. La más grande dentro de su especie estuvo a punto de extinguirse.
No obstante, a través de arduo trabajo de control y concienciación, la categorización de la especie cambió de estado de peligro a vulnerable. Pero hoy pareciese que la destrucción de su hábitat la vuelve a ponerla en riesgo de exterminio.
La paraba azul habita en el pantanal del ANMI San Matías, área nacional protegida creada en 1997 con 2.918.000 hectáreas. El área también fue declarada un sitio RAMSAR, quiere decir, reservorio de agua dulce del planeta. Hoy el 25% de su territorio está afectado.
“Ahora sólo hay la paraba azul entre Bolivia y Brasil. Lo triste es que los incendios justo han coincidido con los meses de reproducción de esta especie, lo que quiere decir que este año habrá una afectación de ese ciclo”, explica Huáscar Bustillos, representante del Colegio de Biólogos de Santa Cruz.
Ya es más de un mes que el fuego continúa en el ANMI, devorando sin tregua todo a su paso. Los guardaparques continúan batallando aunque no lleguen cisternas, trabajo aéreo o mochilas extinguidoras.
El pantanal es uno de los sitios donde vive la Paraba Azul.
La reunión no consumada con el Presidente
“Lamento que el Alcalde no nos acompañe. Todas las autoridades tenemos diferencias políticas pero cuando se trata de un incendio o un desastre natural tenemos que trabajar respetando esas diferencias”, expresó el presidente Evo Morales en conferencia de prensa el 1 de septiembre, desde la casa de campaña del MAS en San Matías.
El alcalde de San Matías, Fabio López, fue a recibir al Presidente al aeropuerto junto a otras autoridades locales. Ellos habían planificado la reunión con Morales en el Regimiento de Infantería, encuentro que cambió de lugar a último momento sin ningún aviso, según los ediles.
Las autoridades locales fueron al Regimiento y desde allí se trasladaron molestos a la Alcaldía a esperar a Morales. Las horas pasaron y el Primer Mandatario nunca llegó.
“La reunión se hizo en otro lugar diferente al que estaba previsto y fue una reunión a puertas cerradas a la que no nos dejaron ingresar. Como se dice, nos dejaron con los crespos hechos”, reclamó López.
“Si no hubiese interés en recibir ayuda, no hubiésemos ido al aeropuerto a recibir al Presidente y a sus ministros. Nosotros somos los más desesperados porque se intervenga con trabajo aéreo y terrestre para apagar el incendio”, sostuvo el asambleísta departamental Alcides Villagómez. Consideró el episodio como un desplante y una burla.
Mientras tanto, el municipio aún arde y los matieños imploran un milagro divino.
El estigma del narcotráfico
Para la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn), San Matías es una de las ocho “zonas rojas de Bolivia” por el tráfico de drogas y los vehículos robados que ingresan al país por la zona fronteriza. Este flagelo que afecta a los matieños parece condenarlos aún más en tiempos difíciles.
“Un bombero nos dijo que hay orden para que no lleguen las avionetas a ayudar a San Matías porque es zona roja. Dicen que es donde se secuestran esos vehículos para usarlos en el narcotráfico. Imagínese, por ese motivo nos están negando la ayuda mientras ardemos. Me duele realmente eso; además, yo nunca en mi vida he escuchado que roben avionetas en San Matías”, conjetura indignada Alexandra, una joven matieña que radica en Santa Cruz de la Sierra.
Para el asambleísta Alcides Villagómez este no es más que un estigma. Afirma que genera daño a la población que necesita apoyo en estos momentos tan difíciles.
“Es un prejuicio. San Matías, en el peor de los casos es territorio de paso, no de producción de droga. Acá hay gente trabajadora, indígenas, campesinos, comerciantes, ganaderos y profesores. No es justo que se desprecie de esta forma a todo un pueblo”, reprocha Villagómez.
40 días bajo fuego
3 DE AGOSTO. Ante el aumento de las llamas que acechaban toda la zona del Pantanal, la Gobernación de Santa Cruz categorizó el incendio de San Matías como descontrolado.
4 DE AGOSTO. El director de Desarrollo Productivo y Medio Ambiente, Denis Henry Villarroel, reportó incendios activos dentro del Área Natural de Manejo Integrado (ANMI) San Matías. Pidió la atención del fuego.
13 DE AGOSTO. San Matías se declaró en emergencia y pasa a ser parte de la lista de municipios que se vieron rebasados al atender los incendios en su territorio. La ABT suspendió las autorizaciones de quema en Santa Cruz y Beni.
17 DE AGOSTO. Debido a la magnitud de los incendios en varios municipios de Santa Cruz, el gobernador Rubén Costas hizo la declaratoria de Desastre Departamental.
20 DE AGOSTO. Con más de 150 mil hectáreas quemadas, el municipio de San Matías se declaró como zona de desastre. El Alcalde denunció una situación insostenible y daños serios a la salud.
1 DE SEPTIEMBRE. El presidente Evo Morales visitó San Matías y no se reunió con las autoridades municipales. Llegó para escuchar las demandas de los pobladores a una casa de campaña del MAS, en una actitud abiertamente política.
9 DE SEPTIEMBRE. El fuego arraso con todo a su paso, 10 casas fueron consumidas por las llamas. Autoridades locales informan que el personal desplegado no es suficiente y exigen la declaratoria de Desastre Nacional.
Pagina Siete.