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Caída histórica en el índice Nikkei 225 desata pánico global

Temores de desaceleración económica en EE.UU. y fortaleza del yen provocan caída récord en acciones japonesas

5 de agosto de 2024 (FmBolivia).- Las acciones en Japón sufrieron este lunes la mayor caída diaria en la historia, con el índice Nikkei 225 perdiendo 4.451 puntos, equivalente a más del 12%. Este desplome ha llevado al índice a perder un 25% desde principios de julio, entrando en territorio de mercado bajista.

Neil Newman, jefe de estrategia de Astris Advisory, comparó la caída con el «Lunes Negro» de 1987, cuando el Nikkei también sufrió una fuerte pérdida. Los temores sobre una desaceleración en la economía estadounidense están exacerbando la situación, con expectativas de que la Reserva Federal podría recortar tasas de interés, mientras el Banco de Japón (BOJ) aumenta sus tasas para combatir la inflación. Esta combinación está impulsando el valor del yen y haciendo menos atractivas las acciones japonesas.

Stephen Innes, socio gerente de SPI Asset Management, describió la situación como una “avalancha total”, impulsada por el agresivo giro del BOJ, la desaceleración económica en China y las débiles ganancias en el sector tecnológico estadounidense.

Impacto global y reacción de los mercados

La caída en Japón tuvo un efecto dominó en los mercados globales. Los futuros de acciones estadounidenses cayeron bruscamente, con el Nasdaq bajando un 4% y el Dow y el S&P 500 descendiendo un 1,5% y un 2,3%, respectivamente. En Europa, el índice Stoxx Europe 600 bajó un 2,5%, y en Asia, el Taiex de Taiwán y el Kospi de Corea del Sur tuvieron caídas históricas del 8,4% y 8,8%, respectivamente.

La volatilidad también afectó a otros activos, como el petróleo y las criptomonedas. Los precios del crudo Brent y WTI cayeron más del 3%, y Bitcoin descendió más del 12% a cerca de 53,000 dólares.

La fortaleza del yen y la reciente subida de tasas por parte del BOJ han llevado a la liquidación de carry trades en yenes, exacerbando la agitación en los mercados. Los datos de empleo y los informes de ganancias decepcionantes en EE.UU. también han contribuido al nerviosismo global.