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Desde platillos favoritos hasta dulces: banquetes para agasajar a las almas

Además de preparar el tradicional ají de arvejas, Ana Castro tiene a mano todos los ingredientes para cocinar un picante surtido y una sopa de maní, los platillos preferidos de su difunto esposo. Ella y sus hijos también elaboran panes de diferentes formas y una variedad de masas dulces para recibir el alma de su ser querido el 1 de noviembre, día de la festividad de Todos Santos.

Ana cuenta que elaboran un quintal de panes de diferentes formas (t’antawawas, escaleras y caballos, entre otros). También preparan suspiros y bizcochuelos, entre otras masas dulces. “Pondremos todo lo que le gustaba comer a mi esposo cuando estaba en vida”, relata.

La fiesta de Todos Santos se celebra el 1 y 2 de noviembre con el objetivo de recibir la visita de las almas. La característica de esta tradición es la preparación de panes, masitas, comidas y bebidas tradicionales.

“En la mesa se colocan las t’antawawas (ofrendas o panes en forma de figuras humanas), un rosario de pasankallas, platos de comida, chicha morada, frutas de la época, coca y otros productos para saciar el hambre de las almas”, según una investigación de La Gastronomía paceña en el ciclo festivo y cotidiano, un libro publicado por la Alcaldía de La Paz.

“Existen creencias de que hay que preparar un suculento banquete para el alma o el ajayu, y ofrecerle la comida que en vida era su plato favorito”, añade la publicación.

María Mamani, artesana y comerciante de dulces tradicionales para Todos Santos, cuenta que para una mesa de primer año —es decir, para un alma nueva— las familias deben preparar entre un o dos quintales de panes y masas. “Las t’antawawas tienen que ser del tamaño de una lata y deben estar en pareja, es decir las figuras de un hombre y de una mujer, para colocar en la mesa. Tienen que haber, además, dos caballos”, dice.

Mamani indicó que en la mesa se deben colocar galletas, suspiros, bizcochuelos y canelones (ver recuadros). “Tienen que poner los dulces artesanales en formas de bastones, cruces, escaleras y cervezas”, indica.

“Si al difunto le gustaba un determinado chicle o chocolate, eso se debe poner”, añade. “Hay que colocar en gran cantidad, en especial en el primer año. Si le gustan tres platos, hay que preparar todo eso. Si le gustaba la cerveza, hay que ponerla”, dice Mamani. Justamente, Ana se esfuerza por preparar un banquete con todos los gustos de su esposo.

Ofrendas de pan: t’antawawas

La mesa de las almas está llena de ofrendas que son productos elaborados expresamente para esta fecha, como las figuras elaboradas de masa de pan, por ejemplo, la t’antawawa. Se trata de una ofrenda antropomorfa que representa a las almas y a las almas de los niños (angelitos), pero también figuras de los astros, como el sol y la luna, igualmente hechas de pan, se lee en una investigación de La Gastronomía paceña en el ciclo festivo y cotidiano, un libro publicado por la Alcaldía.

Hay ofrendas de pan en formas de: T’anta Achachi (pan antropomorfo de varón), T’anta Awicha (pan antropomorfo de vieja) y T’anta Wawa (pan de niño), cruz, águila, caballos, escalera, corona, sol, luna, suchis (pescados) y llama, se lee en la publicación.

En la mesa —en especial si es primer año de recibimiento del alma del difunto— se debe colocar una t’antawawa grande con la careta que representa al ser querido que murió.

También se debe poner a los acompañantes, las representaciones de panes de las almas de otros familiares que partieron antes.

Se deben poner los panes que tienen formas de los transportes del difunto: la escalera y los caballos.

Panes de ofrenda o dulces

Para recibir a las almas de los seres queridos el 1 de noviembre de Todos Santos, en los altares las familias tienen la costumbre de poner panes de ofrenda que son llamados así porque son muy dulces.

Estos panes de ofrenda son: bizcochuelo, roscas, galletas, pan dulce, empanadas, roscones dulces, suspiros, llamitas de harina de quinua, fideos dulces y granolas, de acuerdo con el libro La Gastronomía paceña en el ciclo festivo y cotidiano.

Además, las mesas se pueden decorar con pasankallas, que simbolizan las nubes, ya que es época de lluvias.

El suspiro —que es elaborado con huevo— es el dulce que acompañará a las almas en su largo viaje de ida y vuelta de la tierra al cielo. Se consideran también las golosinas preferidas para las almas de niños.

Entre todas las masas de Todos Santos es infaltable el bizcochuelo.

La preparación hecha con huevos, almidón, azúcar y singani se cocina en cajitas de papel sábana que se sujetan con pajitas. De allí, su parecido a un colchón o una almohada.

Por eso se cree que el bizcochuelo sirve como almohada y colchón para los difuntos que nos visitan. “Es para que descansen de su viaje”, comentó una comerciante.

Frutas favoritas de los difuntos

Piña, manzana y plátano son las frutas indispensables para recibir a las almas el 1 de noviembre de Todos Santos.

Según la costumbre, también se deben colocar las frutas que más le gustaban al difunto.

“Se cree que las almas comen, por lo cual las cosas se secan. Entonces, las ofrendas deben ser abundantes para luego repartirlas entre los familiares, vecinos, invitados y resiris (personas que cantan oraciones católicas alusivas al alma) se lee en una investigación de La Gastronomía paceña en el ciclo festivo y cotidiano, un libro publicado por la Alcaldía.

Una comerciante de fruta en El Alto contó que los plátanos son los elementos más buscados y su costo varía de acuerdo con la cantidad: 25 unidades valen entre cinco y 10 bolivianos. A la lista también se suman una piña (cinco bolivianos), 25 naranjas (ocho y 10 bolivianos), cuatro o cinco manzanas (10), tres o cuatro mangos (10) y sandía (la libra está 1,50 bolivianos).

Las comerciantes indican que las frutas provienen de Caranavi, Palos Blancos y otras poblaciones aledañas del norte paceño. Los precios se mantienen pero, de acuerdo con las caseras, se incrementarán en los siguientes días.

Dulces y la caña de azúcar

“Según la tradición, en la mesa para recibir a las almas de nuestros seres queridos, además de colocar las masitas, se deben poner los dulces, por lo general éstos deben ser elaborados de forma artesanal”, aseguró Carlos Ticona, quien tiene su puesto en la plaza 14 de Septiembre, de la zona Max Paredes.

Ticona explicó que por eso este año muchos comerciantes sacaron una variedad de diseños de dulces de diferentes sabores y colores.

Hay dulces con diseños de cruces, de la Virgen María y de canastas de frutas, además de los gallitos para colocar sobre el pan. La unidad cuesta tres bolivianos cada uno.

Los dulces son especialmente para los “angelitos”. Cuando tienen forma de canasta sirven para llevar cosas, si tienen forma de gallos, son para anunciar el nuevo día, de acuerdo con el portal miga.org.bo.

Los dulces sirven también para alegrar a los visitantes.

La caña de azúcar es clave para la mesa de Todos Santos. Se cree que este elemento sirve como bastón para el difunto, para ayudar en su viaje. La unidad cuesta cinco bolivianos.

En el altar se pueden incluir los chocolates y golosinas, que eran las más preferidas del difunto.

Chicha, refrescos y cerveza para los visitantes

Un líquido vital de la fiesta de Todos Santos es la chicha morada, fabricada como refresco natural hervido de maíz seco, que tiene el color del maíz morado, se lee en el libro La Gastronomía paceña en el ciclo festivo y cotidiano.

En la publicación añade que también se coloca el refresco o la soda preferida del difunto. En la ciudad de La Paz, muchas familias esperan a las almas con cervezas o alguna otra bebida alcohólica que era preferida por el difunto. El vino también es otra de las alternativas.

Se ponen todos los gustos para que el espíritu se sienta satisfecho.

Al conocer este requerimiento de las familias, muchos artesanos optaron por elaborar dulces en forma de botellas de diferentes marcas de cervezas.

“A muchos difuntos les gustaba su cervecita, por eso tenemos dulces con diseños de cerveza Paceña y Huari, con su vasito y una leyenda”, dijo Carlos Ticona, quien tiene su puesto en la plaza 14 de Septiembre, de la zona Max Paredes.

Los precios de las botellas de cerveza oscilan entre 20 y 35 bolivianos.

En las mesas de Todos Santos también se colocan los toqoros, que son tallos de cebolla que sirven para transportar agua y calmar la sed de los espíritus.

Ají de arvejas y los platos preferidos

En la festividad de Todos Santos se ofrecen tradicionalmente comidas como ajíes de arveja, de pescado, de lentejas y de papalisa, que son colocados en el altar para recibir las almas el 1 de noviembre, de acuerdo con una investigación de La Gastronomía paceña en el ciclo festivo y cotidiano, un libro publicado por la Alcaldía de La Paz.

El ají de arveja es uno de los más tradicionales para esta época y se caracteriza por ser propio del mundo andino. Para su preparación es recomendable emplear arvejas muy pequeñas, ya que las mismas simbolizan los pecados de los difuntos y al comerlas se aligera su viaje de regreso. En las mesas también se deben colocar los platos que le gustaban al difunto, por ejemplo: sopa de maní, lechón al horno, sajta y chairo.

En cada región las familias esperan a las almas de sus seres queridos con sus platos favoritos, la mayoría los más típicos.

Por ejemplo, en Cochabamba en cada mesa se encuentra la más variada muestra de la comida valluna, entre pique macho, silpanchos, chajchus y ají de fideo, suculentamente acompañados de tutumas de chicha y vasos de cerveza y singani, según un reporte del diario Opinión.

Ilusiones y popelinas, flores para calmar la sed

Las tradicionales ilusiones y popelinas nunca deben faltar en la mesa para recibir a las almas. Según la costumbre, estas flores reservan agua que calmará la sed de las almas que llegan al mediodía del 1 noviembre, luego de un largo recorrido.

“Las familias llevan ilusiones, porque estas flores se llenan de agua, entonces el 1 de noviembre, cuando llega el difunto, toma agua de estas flores”, contó Rosmery Mayta, la maestra mayor del Mercado de Flores, que se encuentra frente al Cementerio General de La Paz.

Además, las familias de los difuntos compran las popelinas para armar las mesas de Todos Santos. “Para personas mayores deben ser de color morado y para los angelitos deben ser de color blanco”, aseguró.

Los creyentes también compran claveles para recibir las almas de las personas mayores. Para las mujeres no deben faltar las rosas de colores rojos, amarillos y naranjas.

Los lirios también son requeridos y pueden permanecer vivos hasta 10 días, porque sus botones van brotando de forma gradual.

Las familias también compran los gladiolos rojos y blancos.

Las anastasias -que tienen la capacidad de vivir un mes- son también las requeridas para las mesas.
1 y 2
noviembre
se celebra la festividad de Todos Santos, que está dedicada a recibir a las almas durante 24 horas.
5
bolivianos
cuesta la unidad de caña de azúcar, elemento indispensable de la mesa para recibir a las almas.

Fuente: Pagina Siete

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