Lula da Silva cierra el 2024 con desafíos pendientes y promesas incumplidas

El mandatario enfrenta el rechazo del 48% de la población mientras el país lidia con problemas internos y tensiones en política exterior.

Lunes, 30 de diciembre de 2024 (FmBolivia).- El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, concluye el segundo año de su tercer mandato con un balance mixto que deja a su gobierno con un 48% de desaprobación, la más alta desde que asumió el cargo en enero de 2023, según una encuesta de PoderData. A pesar de cumplir algunas promesas como el aumento del salario mínimo por encima de la inflación y la ampliación del programa Bolsa Familia, sectores clave como la seguridad, la lucha contra la deforestación y la gestión económica han generado críticas.

Prensa Libre

Uno de los puntos más cuestionados fue el fracaso en implementar una nueva ley de trabajo y la persistencia del chamado orçamento secreto, mecanismo de fondos gubernamentales no fiscalizados. La promesa de alcanzar la deforestación cero también quedó incumplida: datos de MapBiomas revelan que, entre enero y noviembre de 2024, el área devastada por incendios fue de 29,7 millones de hectáreas, casi el doble respecto al año anterior, afectando principalmente la Amazonia.

En el ámbito de la salud pública, el país enfrentó una crisis por el brote de dengue, que dejó más de 6,2 millones de casos y 5.950 muertes, un aumento del 400% en comparación con 2023. Este problema se sumó a la saturación del sistema sanitario, evidenciada en episodios como la muerte de un joven en una clínica pública de Río de Janeiro tras horas de espera.

La economía también vivió altibajos. Aunque el Producto Interno Bruto (PIB) superó las expectativas y creció un 3,5%, la inflación cerró en 5%, muy por encima del 3,9% proyectado a inicios del año. El fortalecimiento del dólar, que pasó de 5 a 6,19 reales, incrementó los costos de productos importados y nacionales, afectando la vida cotidiana de los brasileños.

En política exterior, Lula ha mantenido relaciones estrechas con Rusia y China, lo que ha generado tensiones internas y cuestionamientos sobre los beneficios reales para el país. En paralelo, la gestión brasileña de la situación en Venezuela y su postura frente a las elecciones en ese país marcan otro desafío en el inicio de 2025.

Con la próxima COP30 en Belém y la cumbre de los BRICS en agenda, Lula enfrentará un año decisivo para revertir la percepción pública y consolidar su liderazgo en un panorama político y social cada vez más polarizado.