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La valentía y alegría de Tomasa, la afroboliviana que lucha por Adepcoca

Con franqueza, no sólo dedica unas palabras a Arce, Choquehuanca y a Del Castillo, también dice que les seguirá cantando y bailando a sus “policías motines”. Es una de las líderes de la protesta cocalera.

Tomasa Medina Flores irradia alegría a su paso, es difícil que alguien no sonría cuando ella está cerca. La valiente afroboliviana es vocera de los sentimientos de cientos de yungueños, silenciados por la represión policial que sufren desde hace 11 días, pero unidos intentan recuperar de manos del Gobierno lo que les pertenece: el mercado de la Asociación Departamental de Productores de Coca (Adepcoca).

Su figura esbelta se abre paso entre los yungueños y sus polleras son una extensión de su cadera que con esa cadencia no pasa inadvertida. De pronto, los rostros preocupados de sus compañeros esbozan una sonrisa a la espera de que ella les regale alegría. La morena posa frente a la cámara de Página Siete y lanza un beso que levanta una ovación y los celos de algunos de sus paisanos.

“¡Tomasa!, dale un beso al periodista”, grita una mujer, pero ella la ignora con elegancia. Después de sonreír, la productora de coca de la Regional Arapata, en Nor Yungas, guarda una actitud seria y sabe que no sólo podrá demostrar sus pasos de baile, sino también la postura de su sector ante el conflicto que los afecta.

El martes, con la tricolor boliviana en una mano, fue parte de la marcha de mujeres cocaleras que llegó a dos cuadras de Adepcoca, en Villa Fátima y -según relató- dijo algunas verdades a las mujeres policías que les impidieron el paso y protegieron al dirigente del MAS, Arnold Alanes. “Por qué protegen a ese mentiroso, ni siquiera es cocalero”, les dijo.

Hace una semana, en la tregua de los enfrentamientos en la Plaza del Maestro, uno de sus paisanos la grabó bailando morenada y lanzando algunos besos a los policías, que horas antes les lanzaron gases lacrimógenos. El video se hizo viral en redes sociales.

“¿Por qué voy a vivir con rencor? A mí me da pena por ellos, aunque son motines, les he dicho que igual los quiero, se los voy a seguir cantando las veces que yo quiera y las veces que yo quiera se los voy a seguir bailando. Hay quienes me quieren y los que me odian, pero tarde o temprano van a llegar a quererme, no hay de otra”, aseguró.

Aunque los llamó “locos”, afirmó que respeta que los policías cumplan las órdenes de sus superiores, que no pueden dar un paso al costado, pero aclaró que no les tiene miedo.

La brutalidad de la represión policial contra los cocaleros, que rechazan al gobierno de Luis Arce por respaldar y proteger a Alanes, bajo la protección de los uniformados, derivó en la solidaridad de los paceños con los yungueños. Al punto que los vecinos de Villa El Carmen salieron a defenderlos e incluso armaron barricadas para impedir el paso de los policías.

Ayer en la mañana, los trabajadores de la empresa El Cóndor les dieron para desayunar chocolate caliente y a mediodía las vendedoras del Mercado de Villa Fátima les repartieron platos de comida.

Los vecinos culpan a los policías por convertir sus calles en una “zona de guerra”, con la complicidad de “infiltrados que lanzan dinamitas” y reprochan que maltraten a los cocaleros cual si fueran delincuentes.

Ante ese contexto a favor de los yungueños, se suma la simpatía y valentía que despierta Tomasa, quien cada vez que aparece ante los policías les manda besos y les muestra unos pasos de baile. Ella contó que es igual de alegre y que canta mientras trabaja allá en sus cocales de la comunidad de Dorado Chico.

Allí, su trabajo en el campo comienza a las 7:00, pero antes ya preparó la merienda: phuti (plátano verde cocido), charque, arroz, queso frito, la infaltable llajua y su envase con agua.

Afirmó que baila para que la gente no esté triste, aun en medio de los conflictos. “Siempre me ha gustado ser así”, para que la gente no baje su moral.

Es un ejemplo de la resiliencia, porque mantiene su entusiasmo pese a momentos difíciles que le ha tocado vivir; por eso no se apoya mucho en sus familiares, porque cree que no está bien enfocarse en cosas personales.

“Yo soy neutral, sincera y no soy rencorosa”, sostiene y por eso si bien no se cierra a la posibilidad de ser elegida como dirigente, deja todo en manos del tiempo y de Dios. Sin embargo, como parte de la base, no le tiembla la voz en asegurar que las bases retomarán el mercado de Adepcoca, aunque sea “a las malas”, porque la producción y la comercialización de la hoja sagrada es parte esencial del modo de vida de su comunidad.

“La coca representa un sustento para la canasta familiar. La coca nos da vida, el estudio de nuestros hijos, para pagar el alquiler, para todo es la coca”, explicó Tomasa.

La afirmación no dista de la realidad, pues según el informe de monitoreo de cultivos de coca de 2020, presentado por la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), se calcula que las 53.837 toneladas de la hoja secada al sol, producidas en la gestión pasada, se pudieron comercializar en al menos 449 millones de dólares.

“De una vez, señor Presidente, póngase la mano al pecho (…) Por qué nos manda a reprimir con la Policía. Nosotros hemos venido en una marcha pacífica, con un propósito para recuperar nuestro mercado, no con violencia, son sus ministros incapaces. Ministro de Gobierno (Eduardo del Castillo), si no tiene la capacidad de gobernar dé un paso al costado, los vecinos están muy molestos por el avasallamiento de la Policía. Si quieren golpe, golpe le vamos a dar”, expresó la mujer cocalera.

Se refirió al vicepresidente David Choquehuanca. Criticó, según ella, la falta de respeto con la que trató a sus representantes, en el intento de diálogo que se dio el fin de semana. “Es un cínico, se ha reído en la cara de los directivos (de Adepcoca), así no queremos un vicepresidente en Bolivia. Si la gente de los Yungas le ha dado sus votos, tiene que responder”, afirmó.

Con esa voz firme pero generosa, Tomasa aseguró que los cocaleros no se irán de La Paz sin recuperar Adepcoca. La mujer se repliega bailando.

“Aunque son motines, les he dicho que igual los quiero, se los voy a seguir cantando y bailando las veces que yo quiera”.

Tomasa Medina Flores

Página Siete

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