Falta de agua en Cochabamba enfrenta a 20.000 regantes

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Los agricultores de Cochabamba advierten que la producción de leche y alimentos está en riesgo debido a la escasez de agua, que se agudizó en las anteriores semanas.

Al menos 25 lagunas y represas de 10 municipios reportan niveles bajos del recurso, lo que moviliza a más de 20.000 regantes de ese departamento.

La semana pasada hubo enfrentamientos entre regantes y otros sectores por el acceso al agua de la represa de La Angostura que presenta niveles inusualmente bajos. Mientras que la represa de Misicuni, el megaproyecto que promete dotar del recurso a Cochabamba, apenas abastece a un sector minoritario debido a la falta de redes de distribución.
Misicuni tiene suficiente agua para la Llajta pero faltan ductos.
Foto: Gobernación de Cochabamba

Misicuni, aguas desperdiciadas

“El Proyecto Múltiple Misicuni ya está concluido y hay mucha agua en la represa, pero gran parte está siendo desperdiciada. En este momento no hay ductos para el riego, no hay instalaciones, no hay nada. Recién, imagínense, van a hacer un estudio para el componente riego. Eso va a tardar, mientras tanto seguimos sin agua”, declaró a este medio el vicepresidente de la Federación de Regantes de Cochabamba, Vladimir de la Barra.

El presidente de Misicuni, Óscar Zelada, confirma que debido a la inexistencia de redes de distribución la represa no puede abastecer a los regantes.

Precisa que el agua que se aprovecha para la hidroeléctrica -al menos 1.000 litros por segundo- “se bota” al río Chijllawiri, ubicado en el municipio de Quillacollo. Los regantes desvían ese líquido para usarlo en las tareas de riego de 872 hectáreas de cultivos en el sector.

Zelada detalla que se proyecta la instalación de tuberías para abastecer del recurso a cinco municipios hasta el próximo año. La primera fase beneficiará a Quillacollo, Tiquipaya y Colcapirhua. La segunda fase incluye a Vinto y Sipe Sipe.

Mientras el proyecto aún está en etapa de diseño, los agricultores y productores de Cochabamba demandan agua para regar los cultivos de alimentos y dar de beber a los animales de corral.

Por ello han iniciado protestas, que incluyen bloqueos, organizados la semana pasada.

“El Sistema Nacional de Riego no contempla que nos llegue agua de Misicuni. Nosotros quisiéramos, pero no hay un proyecto para abastecer a las áreas rurales”, dice el gerente de la Asociación de Usuarios del Sistema Nacional de Riego (Ausnr) Número 1 La Angostura, Manuel Rocha.

Escasez y enfrentamientos

El 18 de agosto, la disputa por aprovechar las escasas aguas de La Angostura llegó a su punto más álgido y derivó en peleas -con puños, patadas, piedras y palos- entre regantes, operadores de turismo y propietarios de restaurantes locales.

El gerente de la Ausnr Número 1 La Angostura, Manuel Rocha, explica que el germen del conflicto radica en la oposición de las operadoras de turismo y dueños de negocios a que se abran las compuertas de la represa para que su aguas rieguen los cultivos, en perjuicio de los regantes. Argumentan que el nivel de la presa está bajo y que el desvío pondría en riesgo la producción piscícola y turismo de la zona.

“Es cierto que no hay suficiente agua, pero al menos se podría mitigar la escasez de los productores. Ellos defienden sus negocios, nosotros la producción de alimentos para el departamento”, asegura Rocha.

La represa de La Angostura está ubicada a 17 kilómetros de la ciudad de Cochabamba y pertenece a los municipios de Arbieto y Tolata, pero su irrigación también llega a regiones del Valle Alto y Bajo, como Cercado, Tiquipaya, Colcapirhua, y parte del municipio de Quillacollo.

Estas regiones albergan a más de 5.000 familias que cultivan en 360 mil hectáreas de tierra principalmente maíz choclero (su cosecha es en los meses de noviembre a enero), forraje para el ganado, hortalizas, verduras y frutas. El 80% se dedica además a la producción lechera, por lo que les es indispensable el agua.

Este año las lluvias fueron escasas, por lo que la presa de La Angostura acumuló un volumen de agua equivalente a dos metros de altura, cuando su capacidad de embalse es de hasta 7,5 metros. Rocha considera que el recurso acopiado es suficiente para el riego y para garantizar la producción piscícola, la fauna y el turismo.

Los dirigentes de los regantes aseguran que es necesario abrir periódicamente las compuertas de la presa para garantizar la producción de leche y alimentos. Caso contrario -advierten- podría originarse desabastecimiento y la consiguiente subida de precios.

“Se está evaporando el agua y el más perjudicado es el regante. El agua que vamos a sacar (de La Angostura) solo es para la producción de forraje y alfa alfa para el ganado, se va tener que parar la siembra de maíz y choclo porque no hay con qué regar esos cultivos. Eso quiere decir que en diciembre los mercados de Cochabamba no habrá suficiente maíz choclero y los precios van a subir”, refuerza De la Barra.

Más lagunas en conflicto

El ejecutivo de los regantes detalla que en Cochabamba hay conflictos por el aprovechamiento de 25 lagunas . En algunos casos, los lugareños se oponen a que los regantes utilicen esas aguas para la agricultura.

“Nuestras lagunas se encuentran en las alturas y como no hay precipitaciones pluviales, entonces sus reservas son bajas. Los comunarios que viven en esos sectores ya no quieren que se suelten las aguas. De ahí vienen los conflictos”, manifiesta De la Barra.

Otro factor de divide a los regantes y los lugareños es que algunas lagunas están ubicadas en un municipio, pero su irrigación llega y beneficia a otras regiones. Entonces, bajo el argumento de autonomía municipal, las autoridades administran y cierran las válvulas de sus fuentes.

“No están respetando los usos y costumbres del aprovechamiento del agua, pero no hay quien la haga cumplir las leyes ni quien sancione las faltas. Nos están coartando el derecho al trabajo a los productores”, lamenta De la Barra.

La Angostura tiene la presa más grande en los valles y abastece a seis municipios. Hay otras lagunas –entre 20 a 25- en Sacaba, Punata, Tiraque y Aguirre. En toda la zona trabajan más de 20.000 regantes que ahora no pueden disponer del vital recurso.

De la Barra detalla que otros años los regantes podían extraer de las lagunas hasta 300 litros de agua por segundo, pero ahora la irrigación es menor al 50%. En consecuencia, si antes cultivaban una hectárea por familia, ahora trabajan solo media hectárea debido a la escasez de riego.

Otro frente de conflicto se abre en la localidad de Punata. La Asociación de Riego de ese municipio posee tres lagunas, pero los regantes de Aguirre utilizan las aguas de una de ellas, laguna Robada, bajo la lógica de aprovechamiento por usos y costumbres, una situación que es motivo de disputas en la región, que sufre por la escasez del recurso.

“No respetan los usos y costumbres del aprovechamiento del agua. Nos coartan el derecho al trabajo a los productores”.

Vladimir de la Barra, regante

1.000

litros de agua de Misicuni se desperdician cada segundo, en plena escasez del recurso, debido a la falta de ductos.

“Es cierto que no hay suficiente agua en Cochabamba, pero al menos se podría mitigar la escasez de los productores”.

Manuel Rocha, Ausnr

Pagina Siete.