
Arzobispo de Santa Cruz insta a los bolivianos a reconocer al Dios vivo en medio de los desafíos sociales
- Monseñor René Leigue exhorta a la coherencia entre fe y acciones en su homilía dominical
En un emotivo discurso durante su homilía dominical, el arzobispo de Santa Cruz, monseñor René Leigue, hizo un apremiante llamado a la ciudadanía boliviana a reconocer y aferrarse al Dios vivo, destacando la importancia de mantener la fe y la coherencia en medio de los desafíos sociales.
En un acto que congregó a numerosos fieles en la Catedral Metropolitana, monseñor Leigue subrayó que la fe en Dios y en la Iglesia conlleva una responsabilidad inherente: la de traducir esas creencias en acciones tangibles. «La fe no debe limitarse a palabras vacías, debe manifestarse en hechos concretos, en testimonios palpables. Eso es lo que Dios espera de nosotros», afirmó con pasión desde el púlpito.
El arzobispo también lanzó una crítica a aquellos individuos que, a pesar de proclamar su fe en Dios, manifiestan actitudes de rencor, maldad y odio, sin respeto por sus semejantes. «Hablar de Dios y actuar de manera contraria es una contradicción que debemos evitar», enfatizó, subrayando la importancia de la coherencia entre las palabras y las acciones.
Invitando a la reflexión profunda, monseñor Leigue planteó una pregunta fundamental: «¿Quién es Dios para mí y quién soy yo para Dios?» Esta interrogante, según sus palabras, puede revelar la verdadera naturaleza de la relación personal con lo divino. Al afirmar que Dios es un ser vivo y presente, monseñor Leigue convocó a los fieles a asumir roles de profetas y portadores de la fe, con la misión de fortalecer la comunidad eclesiástica.
En un tono de comprensión, el arzobispo reconoció la existencia de aquellos que, por su libre albedrío, dudan de la presencia de Dios, quizás por desinterés o falta de conocimiento. Sin embargo, no dejó de señalar la importancia de orar por ellos y de demostrar la fe a través de actos concretos que puedan acercarlos nuevamente a la espiritualidad.
Monseñor Leigue hizo hincapié en el paralelismo histórico con la Iglesia de Pedro, recordando su misión de ser la piedra angular de la comunidad religiosa. Al destacar la fortaleza de la Iglesia a lo largo de la historia en la superación de desafíos, el arzobispo atribuyó este éxito a la guía de un Dios vivo y constante en su apoyo.
En un cierre emotivo, monseñor Leigue animó a los presentes a convertirse en agentes activos de la fe, llevando adelante el legado de la Iglesia y confiando en un Dios que nunca falla.
La homilía del arzobispo René Leigue reafirmó el llamado a la coherencia, el testimonio de fe y la comprensión hacia quienes dudan, destacando la importancia de mantener una conexión viva con lo divino en un mundo en constante cambio.