
Régimen de Nicaragua congela cuentas bancarias de diócesis católicas en medio de creciente tensión
- Al menos tres diócesis de la Iglesia católica nicaragüense se ven afectadas por medidas restrictivas del régimen
El régimen de Nicaragua congeló las cuentas bancarias de al menos tres de las nueve diócesis de la Iglesia católica nicaragüense, denunciaron este sábado fuentes eclesiásticas. Las diócesis afectadas son las de Managua, Matagalpa y Estelí, y se suman a la creciente tensión entre el Gobierno de Ortega y la Iglesia católica en el país.
Según fuentes religiosas, el cardenal Leopoldo Brenes preside la diócesis de Managua, mientras que el obispo encarcelado Rolando Álvarez está a cargo de las diócesis de Matagalpa y Estelí. Álvarez fue condenado en febrero pasado a más de 26 años de prisión por delitos considerados «traición a la patria». El presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, obispo Carlos Herrera, informó que han recibido informaciones sobre las dificultades con las cuentas bancarias de las diócesis, pero no han sido notificados oficialmente.
La investigadora nicaragüense exiliada Martha Patricia Molina publicó capturas de pantalla que muestran intentos fallidos de transferencias bancarias a las cuentas de la Arquidiócesis de Managua. Los mensajes de error indicaban que las transferencias no se habían podido realizar debido a cuentas no válidas. Hasta el momento, ni el régimen ni la banca privada han comentado sobre la restricción de estas cuentas bancarias ni sobre la detención reciente de tres sacerdotes.
El incidente ha generado preocupación y críticas por parte de diferentes sectores. Félix Maradiaga, dirigente opositor nicaragüense, calificó el bloqueo de las cuentas bancarias de las diócesis católicas como un acto extremo de agresión y persecución hacia la Iglesia. Además, lo consideró como una declaración explícita de las aspiraciones del régimen de Ortega-Murillo de silenciar y disolver la voz e influencia de una institución que representa un obstáculo en sus planes de consolidar una dictadura dinástica.
Las relaciones entre el Gobierno de Ortega y la Iglesia católica se encuentran en un momento de gran tensión, marcado por la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de las relaciones diplomáticas. El papa Francisco ha criticado abiertamente al Gobierno sandinista, calificándolo de «dictadura grosera» en una entrevista reciente.
Nicaragua atraviesa una profunda crisis política y social desde abril de 2018, que se ha acentuado tras las controvertidas elecciones generales del 7 de noviembre de 2021. En estas elecciones, Ortega fue reelegido para un quinto mandato, el cuarto consecutivo y el segundo junto a su esposa, Rosario Murillo, como vicepresidenta. Los principales contendientes se encuentran en prisión o en el exilio, lo que ha generado preocupación y críticas tanto a nivel nacional como internacional.