• Un incómodo encuentro en medio de la Expocruz dejó al descubierto las heridas sin sanar de la pasada campaña electoral. Nidia Monje, esposa de Samuel Doria Medina, rechazó de manera contundente el intento de saludo de Jorge «Tuto» Quiroga, recordándole los ataques personales que afectaron a sus hijos durante la contienda política.

La tensión política de la primera vuelta electoral resurgió anoche en un inesperado cruce en la Expocruz, cuando Nidia Monje, esposa de Samuel Doria Medina, rechazó de forma pública y contundente el intento de saludo de Jorge «Tuto» Quiroga, candidato presidencial de la Alianza Libre.

De acuerdo con el relato del periodista José Pomacusi en su programa Fama, Poder y Ganas, la reacción de Nidia Monje fue inmediata y dejó en claro que los agravios de la campaña no han sido olvidados. Al intentar Quiroga acercarse a la pareja para saludar, Monje le espetó: «Has sido inescrupuloso (…) lastimaste a mis hijos, no te me acerques«. Según el comunicador, este testimonio fue difundido a petición expresa de la propia señora Monje.

El origen de este malestar se remonta a la campaña para los comicios del 17 de agosto, donde Samuel Doria Medina, de Unidad Nacional, y Jorge Quiroga, de la Alianza Libre, competían por los primeros lugares. En ese contexto, la estrategia de Quiroga se centró en una serie de ataques que, según los afectados, excedieron lo político y dañaron la esfera familiar de Doria Medina, tocando aspectos sensibles relacionados con sus hijos.

Aquella ofensiva, etiquetada en su momento como «guerra sucia», habría influido en el declive de las preferencias electorales por Doria Medina. Para su esposa, Nidia Monje, los agravios personales no forman parte de un juego político superable, sino que representan una afrenta que perdura. Su reacción no sería la de una figura política, sino la de una madre que salvaguarda la integridad de su familia.

El incidente dejó visiblemente sorprendido a Tuto Quiroga, quien optó por retirarse del lugar sin intercambiar más palabras. El episodio evidencia que las secuelas de una campaña agresiva pueden persistir mucho más allá de los resultados en las urnas, especialmente para las familias involucradas.