Narcos reclutan pilotos jóvenes que lo arriesgan todo por dinero

Son cada vez más jóvenes y varios han perdido la vida o han caído en prisión por aventurarse en el ilícito. Muchos de los pilotos reclutados por narcotraficantes para transportar droga a países vecinos se forman empíricamente en pueblos y algunos nunca regresan de sus narcoviajes por los que cobran hasta 30.000 dólares. En las tres últimas semanas han caído tres avionetas con matrícula boliviana en Brasil y Paraguay, y sus pilotos están detenidos.
Avioneta boliviana secuestrada con cocaína en Paraguay, el 16 de agosto.
. Foto: Senad.

“La mayoría de los pilotos reclutados por los narcotraficantes son jóvenes que se aventuran y arriesgan sus vidas. Cada vuelo les resulta entre 20.000 y 30.000 dolares. Se sabe que varios no han retornado o han muerto”, señala un ex jefe policial que cumplió funciones antinarcóticos durante años en Beni.

Habitantes de Bella Vista, del municipio beniano de Magdalena, coinciden en que varios pilotos han desaparecido en los últimos tiempos. “Eran jovencitos; aprenden a pilotar y se meten a esto de llevar droga. Unos siete nunca han aparecido. Las familias tampoco pueden decir nada porque no es legal, pues. Después nos enteramos que han caído presos o que han muerto fuera”, dice en conversación telefónica un vecino que pide reserva.

Tres narcoavionetas en 16 días

Los recientes operativos evidencian que el narcotráfico continúa campeando por el país. En menos de un mes, entre entre 31 de julio y 16 de agosto, han caído tres avionetas con matrícula boliviana -una en Brasil y dos en Paraguay- que transportaban un total de 721 kilos de cocaína.

Por el primer caso, la Policía paraguaya interceptó una aeronave con matrícula CP-3114, que tenía bandera boliviana, en la colonia Nueva Fortuna, del departamento de Alto Paraná. Dos pilotos bolivianos -Adrián C. y Ricardo F., de 22 y 24 años- fueron detenidos e imputados en Paraguay por los cargos de tenencia e introducción de sustancias estupefacientes.

En el tercer caso, un operativo en San Alberto del Paraná secuestró una avioneta con droga. El piloto boliviano se dio a la fuga, informó la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) de Paraguay.

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El ministro boliviano de Gobierno, Eduardo del Castillo, confirmó esa información. Añadió que la segunda aeronave, que fue interceptada en Rondonia (Brasil) había salido de Beni.

Según un reporte de Página Siete, entre 2016 y 2019, al menos 10 avionetas bolivianas cargadas de droga fueron incautadas en países vecinos. Las aeronaves llevaban entre 200 y 500 kilos de cocaína distribuidos en paquetes tipo ladrillo, que a su vez iban en sacos.

El pasado 5 de agosto, el Gobierno boliviano dio a conocer los resultados del operativo La Raya, en el municipio de San Joaquín en Beni, en el que se intervinieron dos pistas clandestinas. Se secuestró una avioneta Cessna con matrícula alterada y un total de 440 kilos de cocaína, además se aprehendió a cinco personas.
Una avioneta con droga se precipitó en Beni en marzo pasado.
Foto: Radio Patujú

Los pilotos que no vuelven

De acuerdo con el testimonio del ex jefe policial, que pidió reserva en su identidad, la droga que llega a Beni proviene del Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem) de Perú. Se acopia en haciendas benianas para luego ser trasladada a Brasil, Paraguay e incluso Argentina.

Comenta que en los últimos años se enteró que siete u ocho jóvenes pilotos benianos no volvieron nunca más junto a sus familiares después de intentar transportar droga. “Otros sí retornaron, pero sin vida”.

“Hay familias conocidas que saben que sus hijos han estudiado pilotaje, muchos ni siquiera son profesionales; entonces, no reclaman ni piden investigación. Lo dejan así como muerte casual o súbita, pero se conoce después que habían caído en algún operativo en el extranjero o los habían asesinado”, señala.

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Añade que la mayoría de los implicados en estos hechos ilícitos son peruanos o brasileños que se hacen pasar por hombres de negocios o prestamistas en los pueblos del Beni. Paralelamente van reclutando a bolivianos para otros trabajos que precisa el circuito, como el de pilotaje de narcoavionetas.

Por su parte, Samuel Montaño, experto en tecnología militar, explica que el narcotráfico precisa de operadores locales. “La tentación para los jóvenes pilotos es grande. Además, no son tontos, ellos saben que si transportan mercadería por más de 500 mil dólares, entonces también cobran acorde a eso. Son como los famosos tragones que llevan paquetes por algunos cientos de dólares”, refiere.

Radares y escuadra de aviones

El viceministro de Defensa Social y Sustancia Controladas, Jaime Mamani, informó la semana pasada a ABI que el país implementará el uso de radares para controlar el espacio aéreo en la lucha contra el narcotráfico, por lo que la Fuerza Aérea Boliviana y la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) intercambiarán información en tiempo real. Se trata de un viejo proyecto que aún no se materializa.

Samuel Montaño, sin embargo, considera que de nada servirá contar con radares, si no se tiene una escuadra de aviones para interceptar los vuelos ilegales, que sean detectados por los aparatos.

“Sólo Argentina, Brasil, Chile y Perú tienen radares. El Gobierno boliviano ha hecho un contrato para comprarlos y hasta ahora no lo ha implementado, pero de nada servirá tener radares si no tenemos un escuadrón de aviones para interceptar a los vuelos ilícitos. Entonces lo único que se podrá hacer es un seguimiento y rastrillaje por la zona donde aterrizarían”, dice Montaño.

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El especialista también señaló que en Sudamérica existe un mercado muy grande de avionetas tipo Cessna, que debido a sus características y su relativamente bajo costo, son usadas por narcos.

“Estas avionetas son comercializadas por civiles en Estados Unidos a través de México y desde ahí a Sudamérica, siendo de primera hasta cuarta clase, con capacidad para cuatro o seis personas. Debido a su monomotor, no necesitan volar a gran altura, lo que les permite hacer vuelos rasos e improvisar rutas”. Sus precios son aproximadamente 200 mil dólares, monto que para el narco es bajo, “por ello muchas veces las desechan”, dice.

Por su parte, el ex jefe policial considera que para hacer frente al narcotráfico, el Gobierno también debe invertir en tecnología, implementar un programa para proteger a quienes den información. Además de incrementar los controles de combustible con cupos y reforzar la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (Umopar).

La cuestión geográfica

Para Joadel Bravo, ex fiscal antidrogas, al estar Bolivia rodeada de países productores y consumidores, es difícil que escape de las rutas del narcotráfico.

Comenta que Brasil es el segundo mayor consumidor; Perú, uno de los tres principales productores de cocaína, Paraguay el mayor productor de marihuana, mientras que en Argentina y Chile sube el consumo. Recalca que el 90% de la droga boliviana tiene como destino al coloso brasileño.

“Nuestra economía está conectada con el narcotráfico. Tenemos a Yapacaní o el Chapare como puntos álgidos, en el Beni ya se produce marihuana y se habla de coca. Entonces conjugando la justicia que tenemos y que somos el centro de Sudamérica… no hay salida. Por otro lado, con estos antecedentes se corrobora que las instituciones políticas históricamente han estado influenciadas por el poder del narcotráfico”, dice.

Coincide en que los narcos utilizan a personas locales para transportar droga, sea como pilotos o “mulas”, para que en caso de que sean detenidos no caigan los “peces gordos”.

“La organización continúa intacta, los otros son serviles a ese sistema que perdura”.

Pagina Siete