
Camacho y Evo coinciden en que el cambio de timón en Bolivia es inminente
Aunque enfrentados, ambos reconocen el posible fin del ciclo del MAS en las elecciones del 17 de agosto
Luis Fernando Camacho y Evo Morales, rivales políticos por excelencia, coinciden en un diagnóstico clave: el proceso electoral de 2025 podría marcar un cambio profundo en el poder del Estado, tras más de dos décadas de dominio del Movimiento Al Socialismo (MAS).

El MAS llega a estos comicios profundamente fracturado en tres corrientes: la radical, liderada por Evo Morales; la renovadora, con Luis Arce a la cabeza; y la generacional, bajo el mando de Andrónico Rodríguez. Sin embargo, Morales no podrá postularse, al estar inhabilitado constitucionalmente, y la personería jurídica del instrumento político que iba a usar fue cancelada. Su entorno negocia un acuerdo con UCS para tener presencia parlamentaria.
Mientras tanto, Luis Arce, actual presidente, enfrenta un desplome en las encuestas, con menos del 2% de apoyo, lo que pone en jaque al partido que en su mejor momento superó el millón de votos. Eduardo del Castillo, su exministro de Gobierno, tampoco genera entusiasmo dentro de las bases masistas.
En este escenario, Camacho afirma que “los bolivianos estamos cada vez más cerca de lograr un cambio histórico” y respalda abiertamente a Samuel Doria Medina, a quien considera el más capacitado para gobernar. “Vamos a pasar la página del régimen que instalaron personajes como Evo, Arce, Andrónico o Del Castillo”, escribió en X.
Por su parte, Evo Morales, desde su programa radial en el Chapare, también reconoce la probabilidad de una victoria opositora. “A este paso, de lejos gana la derecha”, admitió, anticipando incluso una segunda vuelta electoral. Añadió que se siente traicionado por antiguos aliados que ahora respaldan otros proyectos políticos. “Creo que soy el político más traicionado de Bolivia por ser antimperialista”, dijo.
Según una reciente encuesta, el mejor posicionado del MAS es Andrónico Rodríguez con poco más del 14%, pero está detrás de Doria Medina (24%) y Tuto Quiroga (22%). Así, el bloque conservador toma ventaja, aunque seis de cada diez bolivianos aún no decidieron su voto, lo que deja todo abierto a sorpresas.
La crisis interna del oficialismo, la inseguridad jurídica, y el desgaste del modelo vigente, han generado un clima donde tanto la derecha como la izquierda admiten: el cambio es inevitable. Lo que resta por ver es quién logrará capitalizar mejor este momento en uno de los procesos electorales más inciertos desde el retorno a la democracia.