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Jaime Dunn: “El contrabando y la informalidad son parte del éxito del modelo económico”

La situación económica de Bolivia es un tema muy complejo, con diversas aristas y pocas certidumbres. Página Siete habló con el analista económico y financiero Jaime Dunn, quien señaló que el contrabando y la informalidad se han vuelto parte del éxito del modelo económico boliviano.

En recientes declaraciones, el presidente Luis Arce habló de mover el tipo de cambio fijo en caso de que el ministro Marcelo Montenegro así lo viera conveniente, ¿cómo ve usted esa posibilidad?

La declaración del presidente me pareció extraña porque podría interpretarse como alguien que se está lavando las manos antes de cenar, que está haciendo el preámbulo y la advertencia.

Sin embargo, mi visión al respecto es la siguiente.

Si bien es cierto que alrededor de Bolivia hay devaluaciones, hay inflación, hay crisis e inestabilidad, ese no es el caso del país.

Justamente, una de las razones por las que países como Argentina tiene inflaciones tan altas es porque, más allá de que hay una inundación de pesos argentinos y una oferta monetaria descontrolada, hay un tema fundamental que es la devaluación.

La devaluación lo que hace es que, si lo ves desde el punto de vista comercial, ayuda a abaratar los productos de exportación, pero, al mismo tiempo, encarece los productos de importación. Argentina tiene un serio problema en este sentido.

Entonces, si nosotros tocamos el tipo de cambio, la inflación sería más alta que en Argentina y hemos visto que históricamente nos ha sucedido eso.

De ninguna manera el tocar el tipo de cambio es siquiera la solución, o parte de la solución, a los problemas. Esto especialmente en la situación en la que estamos ahora.

Es más, hay otro tema, y por eso yo veo el comentario del presidente como una especie de broma, porque nunca lo haría.

Arce dijo “depende del ministro Montenegro” y yo puedo asegurar que el ministro nunca lo va a hacer porque el efecto inmediato en Bolivia va a ser una inflación altísima, una corrida bancaria y, por supuesto, todo lo que eso implica.

Y otro tema que yo veo es que en el gobierno de Arce, y así como fue en la época de Evo Morales, no es la economía lo que realmente importa tanto, sino es el tema político.

Es decir, el tocar el tipo de cambio, que sería una actividad económica, no resuelve el problema político y social que podría tener por hacerlo.

El Gobierno, más que estabilidad económica, lo que va a buscar es estabilidad política y no va a sacrificar lo político por lo económico.

¿Es posible mantener la estabilidad económica sin tocar el tipo de cambio? ¿Se podrá evitar modificar el tipo de cambio?

En esencia, un tipo de cambio fijo requiere de disciplina fiscal. Es decir, tener un déficit fiscal controlado y bajo, tener una cantidad importante de reservas en divisas y, para mantener todo esto, es necesario poder exportar, traer inversión extranjera.

Pero no vemos que se hagan estas cosas, ese es el problema.

Hemos adoptado una política de cambio fijo, pero, de alguna manera, el gobierno se rehúsa a mantener todos estos principios de disciplina fiscal y eso, obviamente, preocupa a todos.

Si se quiere mantener la tensa calma en la economía y en la estabilidad de precios que se tiene en este momento, no se puede tocar el tipo de cambio fijo.

Tocar el tipo de cambio más bien puede llevarnos a un problema y Argentina es un ejemplo de eso.

Yo creo que si se llega a un punto en el cual ya no se tengan las reservas suficientes y se termina de salir de control esta situación y que sea necesario que se toque el tipo de cambio fijo, antes de eso el gobierno va a preferir hacer lo que dijo que nunca va a hacer, sentarse a negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) o tomar otro tipo de medidas.

Hay algo muy importante, entre la situación actual y tocar el tipo de cambio todavía hay un montón de cosas que puede hacer el gobierno para evitarlo y ese es el tema que nos debe de preocupar.

Las medidas que podría tomar el gobierno son varias, puede empezar a poner restricciones en la circulación de dólares, puede prohibir las importaciones, puede intentar confiscar los dólares de los exportadores.

Hay una serie de medidas que podrían tomar y tocar el tipo de cambio fijo va a ser lo último.

Y si lo hacen alguna vez, va a ser un día antes de irse.

Tenemos una economía pequeña pero estable, sin embargo , también existe una informalidad que llega al 80%. ¿Cómo, a pesar de esta situación, podemos apuntar a la reactivación económica?

Hay que tener mucho cuidado cuando se escucha que tenemos un modelo exitoso y que somos el ejemplo o que nos envidian.

No hay que confundir la relativa estabilidad que se tiene con las consecuencias y lo que puede suceder en el mediano y largo plazo si se mantiene la cosa tal como está.

Cómo es que seamos una economía tan exitosa y tan estable si tenemos tanta informalidad y contrabando. A esto agrego yo el tema del déficit fiscal, que ha sido del 12% el 2020 y casi el 9% en 2021. La subvención a los hidrocarburos que significa en recursos prácticamente la mitad de lo que recaudamos en impuestos. ¿Cómo puede ser exitosa la economía si nuestras reservas de 15 mil millones han caído a debajo de los 5 mil millones de dólares y adicionamos la informalidad?

Este aparente modelo es uno que ha nacido de aprovechar los recursos que venían desde afuera, que, dicta literalmente, se van a aprovechar los excedentes de las exportaciones de los recursos naturales y que eso se va a distribuir a las personas y a la economía a través de bonos y de inversión pública.

Es un modelo que hace 15 años funcionaba de una manera buena porque había esos excedentes, pero esos excedentes ya no existen. A pesar de esto, mantenemos el mismo modelo que ya ha caducado. Su fecha de expiración fue el 2014, que es cuando las exportaciones de gas pasaron de 6.000 millones a 2.000 millones al año.

Entonces hay que preguntarnos por qué tenemos esta estabilidad y si la estabilidad existe, por qué tenemos subvenciones y, aunque parece contradictorio, el hecho de que hay contrabando y hay informalidad es parte del éxito de esta economía, entre comillas.

¿Por qué? Porque el tipo de cambio fijo hace que sea más barato importar cosas, ya sea legal o ilegalmente, y eso ha creado una cantidad de, no llamemos empleo, pero de ocupación en la gente, muy importante.

El año pasado, casi 800 mil fuentes de trabajo, o de ocupación, se crearon en el país y casi el 60% ha sido en el sector “comercio” y sabemos que en realidad eso es contrabando e informalidad.

De alguna manera este modelo ha creado toda esta “industria” informal que ocupa al 80% de los trabajadores bolivianos y mantiene a la gente ocupada, aunque no sean trabajos dignos.

De alguna manera el contrabando y la informalidad se han vuelto en parte del éxito de este modelo económico.

¿Cuál es su lectura de los arbitrajes que el país ha perdido y del proceso de nacionalización que derivó en esta situación?

Un país que quiere crecer, producir, que quiere atraer inversión extranjera y crear riqueza, necesita dar seguridad jurídica. Nacionalizar no te va a dar seguridad jurídica, aunque esté dentro de las reglas internacionales, de la carta de la ONU como un derecho soberano que tienen las naciones, pero también dice que cuando un país lo hace, debe compensar a las empresas de manera adecuada.

No existe eso de las nacionalizaciones gratis, nacionalización no es lo mismo que confiscación.

Entonces, la primera chambonada ha sido el haber creído que estas cosas son gratis. La segunda es hacerle creer a la gente que esto iba a ser gratis, que nunca se iba a pagar eso, para después encontrarnos con más de 700 millones de dólares que ya hemos tenido que pagar por esas nacionalizaciones y rupturas de contratos que ha habido.

Y, la tercera chambonada, yo diría que es, en el caso de BBVA, que el rato que te iniciaron el proceso fue porque no aceptaste pagar los 15 millones que te pedían, con los cuales se hubiera solucionado todo.

Yo creo que la experiencia internacional es muy contundente en el sentido de que países que hacen lo que hace Bolivia no son realmente ganadores. No puedo pensar en ningún caso en el que el país ganó y se quedó con toda la empresa, tal cosa no existe.

Ahora, una última chambonada más compleja es que Bolivia el 2007 lo que hizo fue denunciar el acuerdo del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias (Ciadi). Entonces creo que de alguna manera la lógica de la Procuraduría ha sido “Bueno, ya lo denuncié así que ya no tengo nada que ver” por lo que entiendo después de leer parte de este laudo.

La posición de Bolivia es que el país ya denunció los tratados, por lo tanto, no pueden hacer nada.

Es una chambonada compleja en el sentido de que es muy elemental que en estos tratados internacionales exista lo que se llama el principio de la ultractividad. Es decir que existe un periodo de tiempo en el cual todos los acuerdos firmados siguen vigentes por un tiempo después de la denuncia de los mismos.

Ojalá no se dé una chambonada más, que sería el rehusarse a hacer el pago, esta cosa es seria y sería una mala señal. Bolivia tiene que pagar al final.

¿Cómo ve usted la salud del sistema financiero, estamos blindados como dice el Gobierno?

El tener un sistema financiero tan estable es otro de los patrimonios que tenemos los bolivianos.

El sistema financiero en Bolivia es un sistema solvente y confiable, es bastante sólido.

Sin embargo, existen preocupaciones, porque esa solidez y estabilidad se pueden perder de la noche a la mañana y mucho trabajo que se ha hecho en cuestión de décadas puede desaparecer en cuestión de 24 horas. Ese es el cuidado que tenemos que tener.

Los que estamos en el sistema financiero y la misma banca manifiesta siempre la preocupación que existe cuando se ven ciertas medidas que empiezan a atentar contra esta estabilidad.

Ya por el ejemplo el hecho de las reprogramaciones y diferimientos han puesto un estrés muy grande en el sistema financiero porque, al final de cuentas, un tema que puede parecer muy sencillo, pero significa muchos millones de dólares. Es el hecho de que alguien no pague su crédito hasta dentro de unos cuantos años, pero tampoco está pagando los intereses en efectivo, aunque esos intereses se estén devengando.

Eso crea distorsiones. Se puede decir que los bancos han ganado 600 millones de bolivianos en 2021, lo que sería un gran logro, pero cuánto de eso está en efectivo.

La economía para funcionar necesita efectivo, no ingresos contables.

Se habla mucho de que el litio podría ser muy importante para Bolivia. ¿Cómo ve usted ese tema, es el futuro de Bolivia?

Yo creo que en el tema del litio hay un entusiasmo muy exagerado y tengo que ser muy negativo al respecto.

Primero, si vemos desde el 2018 qué se ha hecho con la industria del litio, tenemos a Yacimientos de Litio Bolivianos (YLB) que es una empresa que en el ámbito económico – financiero no tiene ninguna relevancia. Se han producido 1.800 toneladas de litio entre 2018 y 2021 y eso es una cantidad ínfima cuando ves a países como Chile que están produciendo 26 mil toneladas de litio.

Por otro lado, olvidándonos del litio por el momento y yendo a lo que es real y tangible, potenciemos el sector agrícola y agroindustrial.

Un dato importante, el 2021 Bolivia exportó en gas natural como 2.220 millones de dólares y las exportaciones de los sectores agrícola y agroindustrial han sido de 2.200 millones. Es decir que los sectores agrícola y agroindustrial ya han llegado a ser tan importantes como el gas.

Es este sector la esperanza y la solución inmediata a grandes problemas económicos del país, especialmente en el tema de traer divisas.

Yo creo que el litio hay que ponerlo a un costado mientras sigue madurando y hacer todas las acciones necesarias para potenciar el sector agrícola y agroindustrial que, yo creo que, para este año, no nos va a sorprender que haya superado al gas.

Pagina Siete

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