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Sin regulación, porteros viven en escuelas hasta con 4 personas

En la escuela Brasil, un adolescente de 15 años abrió el jueves la puerta. ¿Quién eres?, preguntó una autoridad educativa. El joven respondió: “Soy el hijo de la portera”. Segundos después, cambió de versión y se presentó como el sobrino de la funcionaria.

En una corta charla con Página Siete, el adolescente contó que él vivía en la escuela junto a su tía (la conserje), su hermana de 13 años y sus primos, es decir los hijos de la portera. “Mi prima de 20 y mi primo de 25”, dijo.

La portera Trinidad Hurtado negó la versión y dijo que no reside con su familia. “Antes vivía con ellos, pero ahora no. Por motivos de salud, mis tres hijos vienen a las 10:00 para ayudarme y luego a las 15:00 se van, (después de ayudarme con el trabajo de limpieza). El adolescente es mi sobrino, se quedó un momento al cuidado de la puerta”, contó.

La autoridad educativa explicó que pese a que la mujer dijo que ya no vive con sus familiares, en el colegio hay cámaras de seguridad que funcionan en los turnos de la mañana, tarde y noche. “Se evidenció que la señora vive con toda su familia”, recalcó.

Este problema se repite en la mayoría de las unidades educativas públicas de La Paz, donde los porteros viven hasta con cuatro familiares de segundo y tercer grado dentro de los establecimientos.

El inciso “e” del artículo 44 del Reglamento de Administración y Funcionamiento para Unidades Educativas de los niveles Inicial, Primario y Secundario (RAFUE) señala que en una escuela puede contar con un portero, se tiene como mínimo ocho aulas. “Previa autorización del director y la junta de padres de familia, el funcionario podrá vivir con su cónyuge y sus hijos menores de 14 años”.

El presidente de la Junta Nacional de Padres de Familia, Franklin Gutiérrez, explicó que en la mayoría de los casos, los porteros viven con sus hijos, nietos y sobrinos. “Lamentablemente nadie controla la permanencia de esas personas en las unidades educativas”, dijo.

Gutiérrez aseguró que por eso se requiere urgentemente una norma para restringir el ingreso de personas ajenas a la unidad educativa. “A nosotros nos extraña mucho que se autorice el acceso del cónyuge al colegio. ¿Cómo permiten que vivan en familia (dentro de un establecimiento)? ¿Quién controla que el cónyuge no tenga antecedentes? ¿Quién controla a los hijos de los porteros dentro de las unidades educativas? Muchas veces hasta viven con yernos”, reclamó.
Un familiar de la portera del colegio Brasil cuida la puerta.
Fotos: Duglas Ormachea/ Página Siete

La protesta del representante de los padres de familia se realiza luego de que la Defensoría de la Niñez denunció la semana pasada un hecho de abuso sexual en un kínder en el turno tarde. El agresor supuestamente sería el nieto de la portera de 14 años. Pese a que los padres de familia indicaron que eran al menos nueve víctimas, las autoridades hallaron indicios de abuso sexual en tres pequeños.

El adolescente fue arrestado, pero luego la justicia determinó la liberación del muchacho con la presentación de garantías. Por este hecho, su abuela ya no trabaja en el establecimiento.

La directora de la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, Jeaqueline Llanos, dijo que “preocupa” la situación de que vivan familias enteras dentro de los colegios. Según la autoridad, este hecho pone en riesgo la protección de los niños, especialmente de los más pequeños. Por eso, solicitó un informe a las autoridades pertinentes. Indicó que de acuerdo al reporte, se dará recomendaciones.

El ministro de Educación, Roberto Aguilar, aseguró a Página Siete que es “preocupante” el hecho de que toda una familia viva en un establecimiento. “Si bien no está prohibido -porque no hay una norma, todavía- debería regularse”, indicó.

Dijo que obviamente hay que analizar la situación, ya que esa funcionaria tiene derecho a la familia. Sostuvo que todos esos aspectos deben ser regulados. “Pero no pueden tener, por los riesgos que ya estamos teniendo, una habitación o una vivienda familiar. Eso está complejo”.
La portera del kínder Óscar Alfaro vive con su hija y nieto.

Aguilar expresó que es un tema bien sensible e innegablemente peligroso el hecho de mantener las porterías como viviendas. “No deben ser viviendas, no pueden ser viviendas”, puntualizó.

Este medio visitó tres unidades educativas del centro paceño, donde los porteros tienen sus habitaciones en estos establecimientos.

En el colegio España, el portero del turno de la mañana vive junto a su esposa y algunas veces recibe la visita y la ayuda de su hija. “Ya son cuatro años que trabajo como portero y en este colegio dos”, dijo el portero, Hernán Guachalla.

En esa escuela también vive otra familia, la de la portera del turno de la tarde. “Son tres miembros. La conserje, su esposo y su hija”, precisó la presidenta de la Junta de Padres de Familia de la unidad educativa España, Rosario Flores.

En el kínder Óscar Alfaro hay dos porteras. La del turno de la mañana que vive en el establecimiento junto a su hija y su nieto. La del turno tarde es externa.

Marcela Terán, la portera del establecimiento, dijo que trabaja 12 años en el kínder y 30 como conserje. “Me dedico a los niños y yo limpio para ellos no para las profesoras ni para la directora. Vivo con mi hija de 25 años y mi nietito”.

Según el artículo 33 del RAFUE, los porteros deben custodiar el ingreso de personas ajenas a la unidad educativa. Por ello, deben pedir autorización a la dirección para permitir el ingreso de padres de familia y personas particulares en horas de clase, pero los miembros de la junta escolar no la necesitan.

Aguilar remarcó que si bien los porteros dependen del Ministerio de Educación, los directores deben encargarse de controlar a estos funcionarios. Indicó que ya se emitió un instructivo para que vigilen el comportamiento de estos trabajadores.

Pagina Siete.

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