Evo Morales acusa a la prensa boliviana de ser su «enemigo número uno» y presenta documental sobre supuesto atentado
- El expresidente denuncia una conspiración contra su vida y cuestiona la independencia de los medios nacionales, señalando influencia gubernamental y presiones económicas.
El expresidente de Bolivia, Evo Morales, quien gobernó entre 2006 y 2019, volvió a señalar a la prensa nacional como su principal adversario, afirmando que es considerado su «enemigo número uno». Estas declaraciones surgieron en el marco de la presentación de un documental que narra una supuesta operación militar y policial para asesinarlo. Morales expuso su versión ante periodistas internacionales mediante una conferencia virtual, acompañada de imágenes captadas en el Chapare, región central del país.
“¿Por qué hemos invitado a la prensa internacional? Aquí la prensa nacional, (es) enemigo número uno de Evo Morales”, expresó el exmandatario a través de sus redes sociales, donde amplificó su denuncia. Según Morales, existe una relación directa entre la cobertura mediática y la dependencia económica de los medios en la publicidad estatal: “Entiendo perfectamente cómo es la sobrevivencia de los medios de comunicación”, sostuvo.
Además, sugirió la posible participación de la Administración de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA) en el supuesto intento de magnicidio ocurrido el 27 de octubre, un incidente que hasta ahora permanece confuso y sin pruebas contundentes.
La relación de Morales con la prensa boliviana ha estado marcada por constantes tensiones. Durante su mandato, el expresidente implementó una política de premios y castigos en la asignación de publicidad estatal, beneficiando a medios afines y excluyendo a aquellos que lo criticaban. “Antes era (la) derecha y el imperio (EE.UU.); ahora es (el) imperio, el gobierno, (la) derecha y los medios de comunicación…”, señaló Morales, ampliando sus acusaciones hacia el actual gobierno.
El conflicto entre el exmandatario y los medios no se ha limitado a declaraciones. En los últimos meses, periodistas han sido víctimas de agresiones verbales y físicas durante protestas lideradas por seguidores de Morales. Un caso reciente ocurrió el 17 de septiembre, cuando una periodista fue golpeada y sufrió lesiones mientras cubría una marcha. Asimismo, el 1 de noviembre, el fotoperiodista Jorge Ábrego, de la agencia Efe, estuvo a punto de perder la vida debido a la explosión de dinamita lanzada por un manifestante en Cochabamba.
“Yo les pregunto a los periodistas: digan la verdad. ¿Qué me responden los periodistas sanos y honestos?: Si decimos la verdad, no vamos a recibir publicidad (estatal)”, afirmó Morales, cuestionando la integridad de los medios nacionales.
Esta postura del exmandatario no es nueva. En 2018, la Sociedad Interamericana de la Prensa (SIP) ya había condenado su apoyo a una ley contra la mentira, calificándola como un intento de “silenciar y censurar la crítica”. La SIP también recordó que Morales había declarado públicamente a la prensa como su enemigo principal.
Con su documental y denuncias, Evo Morales busca reforzar su narrativa ante el escenario político actual, donde su influencia sigue generando divisiones. Sin embargo, las tensiones con los medios continúan profundizando la distancia entre el líder cocalero y una prensa que, según él, responde a intereses políticos y económicos.