Camacho, Pumari y Añez se reencuentran ante un tribunal en el juicio por el «Golpe de Estado I»

40
  • Cinco años después de celebrar la caída de Evo Morales, ahora enfrentan la justicia por los hechos de 2019.

Luis Fernando Camacho, Marco Pumari y Jeanine Añez, quienes en noviembre de 2019 celebraban desde el balcón del Palacio de Gobierno la salida de Evo Morales, se volvieron a encontrar en circunstancias radicalmente distintas: esta vez ante un tribunal de sentencia. Este jueves, los tres se sentaron en el banquillo de los acusados en el juicio por el denominado «Golpe de Estado I», un proceso que busca esclarecer su rol en los acontecimientos que condujeron a la renuncia de Morales y a la asunción del gobierno transitorio.

Prensa Libre

Trasladados desde diferentes cárceles bajo estrictas medidas de seguridad, los exlíderes cívicos y la expresidenta enfrentan cargos por los hechos que marcaron un antes y un después en la historia política de Bolivia. La Fiscalía acusa a Camacho y Pumari como autores directos de los hechos, mientras que Añez es señalada como cómplice.

Durante su traslado, Añez exclamó: «No fue golpe, sí fue fraude», refiriéndose al argumento que sostiene desde su detención. Por su parte, Pumari, en declaraciones previas, manifestó: «¡Viva Bolivia! Que busquen al escapista», en una aparente referencia a Evo Morales. Camacho, utilizando sus redes sociales, expresó: «No está preso el que carga manillas ni el que está en una celda; preso es el que estando libre no lucha por sus ideas».

El juicio, que comenzó con la ausencia de otros implicados que ya se declararon culpables o están en rebeldía, se centra en estos tres personajes clave de la crisis de 2019. Añez, además, presentó a través de su defensa un recurso de excepción, buscando que el proceso se redirija hacia un juicio de responsabilidades, alegando su condición de exmandataria. Este recurso aún está pendiente de resolución, lo que podría influir en el desarrollo del proceso.

El juicio por el «Golpe de Estado I» marca un hito en la justicia boliviana, con implicaciones políticas y sociales que resuenan en todo el país. La sombra de los hechos de 2019 sigue presente, dividiendo opiniones entre quienes lo ven como un golpe de Estado y quienes lo interpretan como una legítima transición tras un fraude electoral.