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Devotos rebasan control de Urkupiña para pedir salud y trabajo a la Virgen

Burlando controles y motivados por la fe y devoción, ayer, cientos de feligreses caminaron hasta el Calvario del cerro de Cota de Quillacollo para pedir a la Virgen de Urkupiña trabajo, capital y salud en medio de la crisis económica y sanitaria que se generó por la pandemia de la Covid-19.

Éste fue el caso de Julio Pujra, quien arribó al lugar junto a sus dos hijos para extraer piedras.

“Son casi 27 años que le visito a la Virgencita. He venido a devolver el préstamo y pedirle otro capital, porque el año que pasó ha sido difícil por la pandemia”, afirmó.

En tanto, Agustín, otro devoto que llegó desde la ciudad de Santa Cruz, comentó que busca que la Patrona de la Integración Nacional le otorgue estabilidad laboral.

“Son 20 años que vengo a pedir salud y trabajo para mi familia. En esta ocasión me sorprendí porque hay menos afluencia y no se está permitiendo la venta de bebidas alcohólicas”, remarcó.

Si bien algunos peregrinos ingresaron directo a sacar piedras, otros creyentes optaron por escuchar la misa y luego recibir la bendición.

La homilía comenzó a las 11:15, sin la presencia de autoridades nacionales, departamentales y municipales.

La celebración de eucarística fue presidida por el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Cochabamba, Juan Gómez, quien llamó a la población a concretar la integración y la unidad.

“Vamos a pedir que nosotros como familia, comunidad, pueblo con diversas culturas y maneras de vivir sus costumbres y vivencias de fe que la Virgen María de Urkupiña nos ayude a concretizar esa integración donde todos seamos aceptados, nos respetemos y busquemos el bien para todos”, puntualizó.

La Policía, en coordinación con los responsables del santuario en el Calvario, colocó vallas y restringieron al máximo la cantidad de asistentes a la misa central para evitar aglomeraciones, según constató este medio.

Sin embargo, pese a las limitaciones y recomendaciones, decenas de comerciantes lograron instalar sus puestos en todo el cerro, donde ofertaban variedad de productos en miniatura, velas, alimentos, ropa y otros accesorios.

El comandante de la Policía de Quillacollo, Armando Asturizaga, informó que por día se desplazaron alrededor de 300 efectivos, pero no se pudo hacer operativos conjuntos para sancionar a las personas que infringían la “ley seca” por la falta de personal de la Intendencia.

Asimismo, mencionó que pese a los esfuerzos no fue posible hacer que todos los devotos cumplan las medidas de bioseguridad como el uso del barbijo y el distanciamiento.

Presión

A pesar de que la Alcaldía sólo autorizó el asentamiento de comerciantes del 14 al 16 de agosto en la avenida Martín Cárdenas, este medio constató que gremiales de La Paz, Potosí, Oruro y Sucre se instalaron en otras vías adyacentes.

“Estamos solicitando que nos dejen vender hasta el miércoles. No hemos rescatado ni el sentaje que pagamos, nos cobraron 103 bolivianos. Todo está vacío, por eso nos tienen que alargar”, expresó una comerciante.

Algunos vendedores incluso plantearon que tienen intención de quedarse hasta fin de mes porque existe posibilidad que se instale la Feria de Alasitas o miniaturas.

Al respecto, el director de Culturas del municipio, Pablo Hinojosa, adelantó que este martes se analizará la solicitud para ver si se instala o no la feria por las restricciones de la pandemia.

Fuente: Los Tiempos

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