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Delivery, el oficio boom que da empleos sin beneficios sociales

Sin beneficios sociales ni seguro médico, y equipos e insumos de bioseguridad que tienen que adquirir por cuenta propia. Así trabajan los repartidores de las empresas de delivery, un servicio necesario que para muchos ha supuesto una vía de escape al impacto económico de la pandemia por el coronavirus.

Son los encargados de abastecer de alimentos, medicamentos y otros productos a miles de familias todos los días, permitiendo así que éstas tengan acceso a diferentes bienes sin necesidad de salir de sus casas ni de exponerse al virus. Sin embargo, la mayoría trabaja en la desprotección sanitaria y laboral.

Daniel (nombre convencional) lleva una semana trabajando como repartidor de Yaigo, una decisión que asumió con el fin de tener otra fuente de ingresos adicional a la que la emergencia afectó bruscamente.

“Con la empresa tengo un contrato verbal, nada más”, señala mientras espera en la fila de un restaurante de comida rápida para recoger el pedido que alguien aguarda impaciente.

“Nos dotan de los ponchillos y las credenciales”, gracias a las cuales los trabajadores pueden circular libremente. “Pero las medidas de bioseguridad las adquirimos nosotros”.

Asegura que los comercios desinfectan la mercadería antes de dársela. A la hora de él hacer la entrega, se desinfecta primero con alcohol en gel y hace lo mismo con el dinero que recibe. Página Siete intentó conocer la versión de Yaigo, pero hasta el cierre de esta nota no tuvo respuesta.

Hace dos años que a Rodrigo (nombre convencional) firmó un contrato de prestación de servicios con Pedidos Ya como “freelance”, una modalidad que le impide gozar de beneficios sociales.

“Estamos inscritos como empresas unipersonales. Tenemos un NIT que sacamos en el Servicio de Impuestos Nacionales por el servicio de transporte de carga y/o pasajero y también de publicidad, ya que usamos la imagen de Pedidos Ya en nuestro uniforme y la mochila”, explica.

Bajo esta figura, la empresa se deslinda de sus obligaciones sociales y son los repartidores quienes, de manera particular -y voluntaria-, tienen que cumplir con el pago de seguros y Aportes a las Administradoras de Fondo de Pensiones (AFP).

“Los requisitos para trabajar son: tener licencia en vigor, un seguro contra accidentes personales y de responsabilidad civil, además del Seguro Obligatorio contra Accidentes de Transito (Soat)”, cuenta Rodrigo antes de indicar que los implementos de protección individual que la empresa repartió no alcanzaron para abastecer a toda la flota.

“A mí no me llegó, pero vi que a varios repartieron”, señala.

Desde Pedidos Ya aseguran que entregan “más de 6.000 kits de bioprotección” a sus más de 1.500 repartidores a nivel nacional. “Además de barbijos, los kits incluyen en total más de 305 litros de alcohol gel”.

Ángel (nombre convencional), es repartidor desde hace casi dos meses y está viendo afectados sus ingresos a raíz del reajuste que recientemente ha hecho su compañía en los pagos por el servicio de delivery. Antes, por cada “carrera” (envío de pedido) recibía 16 bolivianos, una tarifa fija que ahora varía en función del kilometraje; es decir, de la distancia recorrida entre un punto y otro.

“Ahora, por cada kilómetro recibimos Bs 3,5. Yo hago unas 12 carreras al día, pero la mayoría de los pedidos son cerca. Además, han aumentado los pedidos en supermercados y se tardan más porque tenemos que ir a buscar los ítems”. Si antes sacaba unos Bs 200 cada día, ahora eso ha disminuido a 120, 130.

“Nosotros tenemos que seguir pagando impuestos por las facturas y cubrir los gastos de gasolina para la moto e Internet”, herramienta clave para el uso de la aplicación móvil con la que Ángel realiza su trabajo.

Eduardo (nombre convencional) perdió su empleo con motivo de la cuarentena y hace dos semanas que trabaja para Link, otra de las empresas de delivery. “Me hicieron un contrato por un mes con el salario básico. Hay comisión por carrera, dos bolivianos por cada una, independientemente del kilometraje”, explica Eduardo, quien concreta entre ocho y 10 pedidos al día.

Si bien sostiene que la empresa le dota de los elementos de bio seguridad, manifiesta que no cuenta con beneficios sociales ni seguro médico.

Página Siete

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