
- Dirigente de Fedemype Santa Cruz revela la lucha del sector contra el contrabando y la ropa usada
El panorama del sector textil en Bolivia se encuentra en una encrucijada, con tan solo un 20% de participación en el mercado nacional, mientras que el 80% restante está dominado por mercancía de contrabando y prendas usadas, según declaraciones de Félix Huaycho, dirigente de la Federación de Micro y Pequeños Empresarios de Santa Cruz (Fedemype Santa Cruz).
En una entrevista exclusiva con la Agencia de Noticias Fides (ANF), Félix Huaycho, el vocero de la industria textil boliviana, dio a conocer cifras preocupantes que revelan la difícil situación que enfrenta el sector. «Tenemos un estimado del 20% de producción nacional en el mercado, el 80% estaría cubierto por productos de contrabando: productos acabados y prendería usada que es una gran mayoría, debe estar en un 60%, solo un 20% es de los productos acabados que ingresan de Perú, Brasil y China», afirmó.
Estos datos ponen de manifiesto el desafío al que se enfrentan los productores locales, quienes luchan por mantenerse en un mercado saturado por productos foráneos de origen incierto. El contrabando y la importación de ropa usada han desplazado la producción nacional, dejando a miles de trabajadores en el limbo y provocando una alarmante balanza comercial deficitaria.
De acuerdo a los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), Bolivia registra una balanza comercial deficitaria de 330 millones de dólares en el rubro de confecciones textiles en la última década, debido a la caída consecutiva y drástica de las exportaciones.
La situación plantea un desafío urgente para las autoridades gubernamentales y la industria textil boliviana, que buscan recuperar terreno y brindar un apoyo sólido a los productores locales en su lucha contra el contrabando y la competencia desleal en el mercado nacional.
La advertencia de Félix Huaycho es un llamado de atención sobre la importancia de revitalizar y proteger la producción nacional en el sector textil, no solo para mantener empleos, sino también para garantizar la calidad y la procedencia de los productos textiles que llegan a manos de los consumidores bolivianos.