Los efectos del desabastecimiento de combustible reflejan crudos testimonios de conductores, principalmente del transporte pesado, los cuales han llegado a pasar varios días y noches dentro de sus vehículos formados en las filas de las estaciones de servicio.
Don Martín es un padre de familia el cual cuenta que hace fila desde hace ya varias semanas atrás en busca de diésel en la ciudad de Cochabamba. Asegura que está cansado de la situación que se atraviesa en el país. No tiene para comer, no hay un lugar para que pueda hacer sus necesidades biológicas y lo peor es que tampoco encuentra diésel.
“Solamente una colcha, ahí dormimos como animales, ¿Qué vamos a hacer?, el dinero también ya no nos alcanza ni siquiera para comprarse un plato de comida, hay que arrastrar de todo lado para sacar un poco de ahorro, lo que tenemos un poco de ahorro lo estamos echando todo al piso, porque en realidad, si nosotros no trabajamos, la familia muere de hambre”, dijo el hombre a Unitel.
La señora Ximena es otra de las personas afectadas por la escasez de combustible, ella es madre pero ante la situación, debe turnarse con su esposo para el cuidado de sus hijos y para hacer fila en los surtidores, sin embargo, la mujer cuenta que en algunas oportunidades que debe acudir con sus niños a formarse y esperar poder cargar.
Además, hay días que el único alimento que ingiere son galletas de agua, lo cual hace para economizar mientras espera por largas horas, a veces sin éxito.
“Todo este tiempo estamos durmiendo aquí dentro de nuestras movilidades porque no nos da para irnos a almorzar o desayunar con nuestra familia, a veces me vengo con mis dos wawas (hijos) y no estamos pudiendo. Es un gastito estar aquí, pero estamos dándonos modos”, relató.
Así como el señor Martín y doña Ximena, otros conductores deben soportar la falta de condiciones y el poco alimento mientras esperan largas jornadas para poder abastecerse de combustible y que su vehículo pueda trabajar.