Transporte público quebranta normas sanitarias y de tránsito
Los pasajeros que utilizan el transporte público en la ciudad de La Paz, en cualquiera de sus modalidades, se quejan por el mal servicio, ya que con el pretexto de la reactivación económica del sector improvisan tarifas, paradas y rutas; además de quebrantar normas sanitarias y de tránsito.
Los afectados relatan que algunos conductores no respetan las normas de tránsito como la correcta interpretación de los semáforos, los pasos de cebra casi nunca están expeditos para cruzar las calles, las autoridades nacionales dictaron medidas de bioseguridad por el covid-19 que no se cumplen y menos el uso del barbijo al interior de los vehículos.
Las tarifas impuestas arbitrariamente menudean en radiotaxis y taxis, los antiguos microbuses son un peligro para el usuario, sin contar con el riesgo sanitario que significa subir a este transporte.
Los minibuses, que abundan en la urbe paceña y El Alto se han convertido en uno de los peores del país por el abuso que cometen algunos choferes aplicando los trameajes que se dan en La Paz como en la urbe alteña y todo esto tiene un denominador común que es la falta de control de las autoridades municipales y nacionales, peor las policiales que se han convertido casi en cómplices de muchas anormalidades que comete el sector.
Al respecto, el presidente del Comité Cívico Departamental La Paz, Adalid Díaz Suárez, afirmó que las instituciones cívicas y organizaciones sociales de la urbe paceña están analizando varios temas, entre ellos la situación del transporte público.
“Hay tres cosas elementales que nos preocupa como ciudadanos que habitamos la urbe paceña, una es que nuevamente están apareciendo los trameajes, hemos podido evidenciar personalmente que las movilidades que tienen que ir a las villas se entran por San Pedro, ahí están parados y luego entran la centro para recién ir a las zonas, no hay control ni de la Alcaldía ni de la Policía.
Dos, hemos podido constatar de que el mal trato, la mala educación y la falta de higiene de los conductores sigue imperando en la urbe paceña y alteña, se les ha exigido, mediante nota, que se pongan de acuerdo con Sedes de La Paz, el Ministerio de Salud y la Alcaldía para que se exija a los choferes y los dirigentes que usen barbijo, además pongan recipientes de alcohol, pero muy pocos lo hacen o si lo hace, ponen una botellita colgada en la movilidad, pero eso no dura todo el día, no lo vuelven a llenar, es una burla que se están haciendo de su propio trabajo, de su propia salud, de los choferes, y de las autoridades”, afirmó Díaz.
También hemos podido observar que algunas movilidades nuevamente tienen voceadores, lo cual incrementa el número de personas en el vehículo.
«Por otro lado, no respetan las paradas o si ven una persona anciana de lento caminar o que le va hacer perder el tiempo, seguramente, no esperan que suba bien y arrancan, entonces duele la forma en que nos tratamos entre paceños y más duele que no tenemos autoridades ni municipales ni de Tránsito, por eso estamos sumamente afligidos», lamentó el presidente del Comité Cívico.
Lo único que nos quedaría a nosotros, como cívicos defensores del bienestar de la población paceña es iniciar una acción popular contra estas autoridades, hasta que se ponga en orden este aspecto, aunque nosotros preferimos las mesas de trabajo antes de paros que perjudican.
En cuanto a las tarifas, el cívico afirmó que no se respetan las reglamentaciones emitidas hace tiempo por el Ministerio de Transportes, es un transporte monopolizado y no dejan que entren otras modalidades, por ejemplo un servicio privado digitalizado con precios económicos.
La preocupación está en el precio del pan ya que si sube, los choferes serán los primeros en protestar y hacer bloqueos para elevar sus tarifas, aseveró Adalid Díaz.
La ciudad de El Alto sufre el constante abuso de los operadores de minibuses, especialmente con el llamado trameaje, los pobladores que viven alejados del centro alteño se encuentran atrapados por la elevación arbitraria de los pasajes, sobre todo por las noches cuando cunde la inseguridad ciudadana.
El Diario.