El cuartel de la Umopar en Bulo Bulo: de control  antidroga a secadero de coca

  • A casi seis años de su destrucción, las ruinas del recinto son utilizadas por pobladores para el secado de hoja de coca, mientras la presencia estatal brilla por su ausencia.

En noviembre de 2019, en medio de los convulsos conflictos políticos y sociales que sacudieron Bolivia, el cuartel de la Unidad Móvil de Patrullaje Rural (Umopar) en Bulo Bulo, Cochabamba, fue arrasado por pobladores del trópico. El recinto, que alguna vez fue un símbolo de la lucha antidroga, quedó reducido a escombros tras un violento ataque que incluyó el robo de electrodomésticos, computadoras, enseres y hasta las calaminas del techo, dejando el lugar prácticamente inhabitable.

Prensa Libre

Casi seis años después, las ruinas del cuartel han encontrado un nuevo uso: servir como secadero de hoja de coca. Un equipo de UNITEL recorrió el lugar y evidenció que el patio, donde los uniformados realizaban sus formaciones, ahora está cubierto por plásticos sobre los cuales se extienden grandes cantidades de hojas de coca para su secado al sol.

La ausencia de agentes antidroga es total. El abandono del cuartel refleja no solo el impacto de aquel episodio violento, sino también la falta de reconstrucción y recuperación de un espacio que alguna vez fue estratégico en la lucha contra el narcotráfico. Los pobladores, por su parte, han convertido las ruinas en un espacio funcional para sus actividades cotidianas.

Este caso pone en evidencia cómo la falta de presencia estatal y la desatención a infraestructuras clave han permitido que espacios antes destinados a la seguridad sean reapropiados por la población local. Mientras tanto, las preguntas sobre el futuro de la lucha antidroga en la región y la recuperación de estos espacios siguen sin respuesta.

Lo que queda claro es que, en Bulo Bulo, el tiempo no ha curado las heridas, sino que ha transformado los símbolos de un pasado conflictivo en herramientas de un presente marcado por la ausencia del Estado.