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Algunos surtidores de vías venden gasolina en bidones

Algunos surtidores en las carreteras a provincias cometen varias irregularidades, como vender en bidones o con pasajeros al interior de transporte público, aprovechando que no existe ningún control por parte de autoridades del rubro, que no vigilan los riesgos que se generan en estas distribuidoras de combustible.

Para los pasajeros del transporte interprovincial, por lo general son los conductores de servicio público (minibuses), quienes suelen cometer una serie de faltas, tanto en carretera como al momento de cargar el combustible en los surtidores, pero a esta irregularidad que ellos suelen cometer, los administradores, vendedores y empleados de los surtidores, también incumplen las normas de seguridad que solo suelen ser controlada en las ciudades o sectores urbanos pero no así en las carreteras interprovinciales.

EL DIARIO evidenció que el surtidor «Cucuta» ubicado en el sector norte de esta urbe, que conecta con la carretera de Copacabana y Desaguadero, suele frecuentemente incumplir las normas de seguridad, sobre todo los días de ferias y los fines de semana.

Por lo general, los minibuses que suelen retornar de Copacabana a La Paz, imprimen velocidades fuera de lo permitido que pone en riesgo la seguridad de sus pasajeros, quienes en dos ocasiones al conductor del minibús con placa de control 5309-ZRC le solicitaron reducir la velocidad y evitar realizar la invasión de carril o pasar por el lado derecho, aspecto que no era escuchado y tampoco modificó su conducta.

«Así son estos choferes, hacen lo que les da la gana, como en carretera nadie les controla, no hay patrulleros, no hay policias, uno tienen que estar con ‘el Jesús en la boca’ ante sus impertinencias de estos choferes que no aprecian la vida de ellos y menos de sus pasajeros», reclamó Celestina Condori pasajera que llegaba de Copacabana.

El recorrido, al parecer, fue veloz porque los pasajeros que llegaron hasta el surtidor Cucuta al pendiente de que no exista ningún hecho de tránsito, ante la velocidad emprendida por el conductor una vez que el motorizado se arrinconó, pensaron que se había pinchado una llanta, pero gran fue su sorpresa al ingresar al área de un surtidor ubicado en el sector norte de esta urbe.

«¿Conductor no vamos a bajar del vehículo, si va a recibir combustible?», preguntó una de las pasajeras, obteniendo una respuesta rápida. «No señora, no es necesario», dijo el conductor, quien no solo abrió el tanque de combustible para recibir dicho componente inflamable, mientras los pasajeros estaban en su interior y alguno de ellos haciendo uso de artefactos que pueden generar algunas descargas, como son los celulares, tablets, entre otros componentes electrónicos.

Una revista especializada en la web Newletter en Estados Unidos establece que según datos de la Asociación Americana de Petróleo y el Instituto de Equipo de Petróleo, se han reportado numerosos incidentes en estaciones de servicio.

Entre estos, incendios generados por la descarga de energía que producen los celulares cuando entra una llamada y el usuario la contesta, y por los vapores del combustible que se propagan mientras sale la gasolina.

Según el informe de Terpel, aumenta el riesgo de incidentes por conductores que dejan el carro encendido o salen del auto hablando mientras se está llenando el tanque, así estén o no usando el celular.

Al parecer este conocimiento general y normado en el mundo no es aplicado sobre todo entre los conductores de minibuses, por pasajeros y menos por parte de los propietarios, empleados y administradores de surtidores, quienes se convierten en una “bomba” de alto riesgo, como resultado de esta conducta inadecuada que es cometida como resultado de la ausencia de un control por parte de los funcionarios de YPFB o de la propia Policía en las carreteras de provincia.

Pero fuera de ese riesgo, como es la de recibir combustible con pasajeros, no fue lo único que cometieron más de cinco conductores de transporte público, así como el minibús con placa de control 4766-LLK quien tampoco pidió a sus pasajeros a descender del motorizado mientras cargaba combustible.

Ambos conductores, llenaron combustible en bidones, los cuales posteriormente eran introducidos al minibús, generando no solo una contaminación del aire de los pasajeros, sino un factor de mayor riesgo, por el gas que expulsan dichos combustibles inflamables.

El Diario.

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