El país arde mientras Arce y Evo se disputan el poder: continúan bloqueos, muertes y caos en las rutas

La pugna interna en el MAS provoca violencia, paraliza al país y profundiza la crisis política a menos de tres meses de las elecciones generales.

Tras dos jornadas de violencia descontrolada, Bolivia amanece este jueves sitiada por bloqueos promovidos por afines a Evo Morales, con 20 puntos de corte activos en Cochabamba, Potosí, Oruro y Santa Cruz, según el reporte oficial de la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC). Las movilizaciones, iniciadas el 2 de junio, han derivado en enfrentamientos sangrientos, como el ocurrido en Llallagua, donde tres policías fueron asesinados en medio de un operativo de desbloqueo.

Prensa Libre

El conflicto ha escalado al punto de un choque frontal entre el presidente Luis Arce y Evo Morales, mientras el país sufre las consecuencias de un MAS fracturado, un Estado paralizado y una población rehén del enfrentamiento entre dos cúpulas que antes compartían el poder.

Arce niega su renuncia y endurece su posición

Luis Arce reapareció cerca de la medianoche del miércoles en un mensaje sin concesiones. Rodeado de ministros y mandos militares, afirmó:

No vamos a renunciar. Usaremos todos los recursos que nos otorga la ley para avanzar con los operativos contra los bloqueadores”.

Aseguró que el objetivo es “pacificar y controlar” las rutas tomadas por seguidores de Morales, a quien acusó de actuar por “capricho personal” para forzar su candidatura. Arce insistió en que los bloqueadores no representan a quienes quieren democracia, sino a quienes buscan “la desestabilización y la antipatria”.

Morales elude su responsabilidad y acusa al gobierno de represión

Mientras tanto, Evo Morales mantiene un discurso ambivalente. Aunque no se pronunció directamente sobre los tres policías asesinados, acusó al gobierno de “criminalizar la protesta social” y de utilizar a las Fuerzas Armadas para reprimir.

“Desde nuestras luchas históricas, siempre dijimos: no se combate el hambre con bala, no se responde a la pobreza con represión”, afirmó el exmandatario, sin condenar la violencia ejercida por sus bases movilizadas.

Bloqueos en medio del colapso económico y político

Las justificaciones de los bloqueadores apuntan a la crisis económica, pero los hechos muestran que la movilización responde a una lucha de poder interna del MAS. El pueblo boliviano —de cualquier tendencia política— vuelve a ser utilizado como carne de cañón mientras Arce y Evo se pelean por el control del aparato estatal y la candidatura presidencial.

Mientras tanto, los sectores productivos pierden millones, los transportistas están paralizados, y la ciudadanía es rehén de una guerra entre caudillos que desprecian la institucionalidad y la democracia, cada uno por su lado.

¿Y la oposición?

La oposición política y social al MAS, tanto de izquierda crítica como de sectores ciudadanos independientes, ha denunciado el abuso de poder y el caos provocado por el conflicto masista. Sin embargo, la fragmentación opositora impide una salida nacional con fuerza y dirección clara, mientras el país sigue atrapado en una crisis que no se resolverá mientras Arce y Morales estén en la misma boleta o en el mismo conflicto.

Bolivia no necesita más bloqueos ni más discursos vacíos. Necesita elecciones limpias, ruptura real con el autoritarismo y una alternativa que no venga del pasado.