
El MAS atiza tensiones en Santa Cruz que recibirá su día sin agenda de desarrollo
Las tensiones políticas entre los líderes cruceños se mantienen latentes en el mes aniversario del departamento, atizadas por el MAS, y lejos de una agenda de desarrollo que utilice toda la fuerza social y económica ganada por Santa Cruz en los últimos 20 años.
Entre esas recientes batallas políticas está la demanda por la realización del censo en la gestión 2023, un año antes de la propuesta gubernamental. Los líderes del departamento están jugando todas sus cartas en un cabildo por realizarse el próximo 30 de septiembre sólo para definir medidas de presión, después de que el paro cívico del 8 y 9 de agosto no hiciera efecto en el gobierno de Luis Arce.
$!Enfrentamientos entre cívicos y masistas en Villa Primero de Mayo durante el paro cruceño.
Enfrentamientos entre cívicos y masistas en Villa Primero de Mayo durante el paro cruceño. Archivo/ Página Siete
En el escenario interno cruceño, mientras la Gobernación, liderada por Luis Fernando Camacho, se ha alineado en un comité interinstitucional para presionar al Gobierno, el alcalde de Santa Cruz de la Sierra, Johnny Fernández, ha mostrado discrepancias con la forma de conminar a autoridades nacionales a cumplir su tarea censal.
No es una diferencia de opiniones respecto del horizonte económico para el departamento ni sobre la estrategia política para un plan de desarrollo. Los líderes cruceños están distraídos con la dinámica cotidiana que el MAS ha sabido avivar desde su puesto de actor secundario. Y a veces sólo necesita mirar de palco, como sucedió con la diferencia de opiniones entre el Alcalde y el Gobernador a propósito de la invitación a las autoridades nacionales a los actos por el 24 de septiembre.
En criterio del analista político Gustavo Pedraza, la crisis actual en el escenario político de Santa Cruz obedece a la ruptura del equilibro logrado en 20 años entre el gobierno de la ciudad capital y el gobierno del departamento.
“Era un pacto que funcionaba muy bien, que permitía una hegemonía; ese equilibrio se ha roto con la victoria de Johnny Fernández, que (a su vez) obedece a un colapso del gobierno de la ciudad”, dice Pedraza. Se refiere a la institucionalidad municipal socavada por los casos de corrupción de los exediles Percy Fernández y Angélica Sosa.
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El alcalde cruceño, Jhonny Fernández, en un acto oficial. Facebook Johnny Fernández
Militantes del MAS-IPSP ocupan puestos de concejales municipales y de asambleístas departamentales, además de estar a la cabeza de 29 de las 55 alcaldías del departamento. Sin embargo, Santa Cruz de la Sierra es el municipio con mayor peso político por la dimensión de su electorado y por los recursos que maneja. Por ello, las tensiones políticas se destacan en este escenario.
“El MAS prácticamente elige a Johnny Fernández ante la imposibilidad numérica de lograr la victoria con su candidato; opta por decir a su militancia que vote por él para ganar a Gary Áñez, que fue el candidato emergente que representaba renovación”, dice Pedraza, a su vez excandidato a la Vicepresidencia del país.
Johnny necesitó el empujón para hacerse con la Alcaldía, lo que acarrea consecuencias en sus actuales decisiones. “No habiendo obtenido mayoría absoluta, su ejercicio del poder está condicionado, en mayor o menor grado, a una relación exenta de conflictos con el MAS. Por supuesto, el oficialismo aprovecha esta situación para procurar la ruptura del consenso en torno a las demandas que se plantean desde Santa Cruz”, sostiene el politólogo Enrique Fernández García. Recuerda que algo similar sucedió entre Percy Fernández y Rubén Costas, exalcalde y exgobernador, por su relación con Evo Morales.
Aparte de ser comidilla para las redes sociales, las peleas intestinas consumen una energía que no parece orientarse a los problemas reales del departamento y de la ciudad.
“No hay un avance sustantivo en Santa Cruz debido a que las fuerzas y acciones a nivel del gobierno departamental están centradas en la pugna de oficialismo y oposición. No se han generado canales de manejo de conflicto hasta lograr transformarlo en agenda departamental que sea abarcativa para la diversidad que tiene Santa Cruz. La economía cruceña es la más importante del país en términos del PIB, pero no tiene canales adecuados de tratamiento ni de articulación a nivel nacional, siendo una competencia compartida”, explica el analista Ludwig Valverde Botello.
Y por el otro lado, continúa Valverde,“hay una presencia opositora del MAS, pero muy ofuscada, irracional, respecto de los intereses departamentales”.
Líderes rezagados
$!Camacho acusó a Fernández de ser comprado por el MAS.
Camacho acusó a Fernández de ser comprado por el MAS. APG
El MAS como factor externo es sólo un aspecto del problema. El otro elemento importante es la propia conformación de la dirigencia local. Para Pedraza, existe un rezago en la mirada política de los líderes cruceños frente al avance social y económico alcanzado en el departamento.
Y los cambios de los últimos años en Santa Cruz son innegables. Una población que en el censo de 2001 era de 2 millones de habitantes, se proyectaba en 3,3 millones para 2020, según el Instituto Nacional de Estadística. El crecimiento demográfico es producto de migración interna y externa que a la vez aporta con capitales.
En el campo económico, el PIB per cápita se ha triplicado en menos de 20 años, de 1.210 dólares en 2001 a 3.695 dólares en 2019. Ese año se alcanzó un PIB nominal de 12.185 millones de dólares en el departamento.
“Hay una renovación tangible en el liderazgo económico, pero en el campo político hay rezago… Por tanto, el liderazgo político no está con una visión estratégica, tiene más una intervención coyuntural que no articula una nueva narrativa con una nueva realidad”, comenta Pedraza.
El aspecto desfavorable no se limita a eso, pues prima el pragmatismo en algunas decisiones políticas. En criterio del cientista político Valverde, por ejemplo, “Johnny Fernández está descuidando una identidad política propia, incluso una identidad política regional, y está apostando a hacer buenas relaciones con el Gobierno central, seguramente a partir de necesidades que quiere que sean atendidas exclusivamente para el municipio, pero se olvida que es parte del departamento”.
Rebelde sociedad cruceña
Si algo tienen a su favor los líderes cruceños es una sociedad concientizada que ha tomado como bandera la pelea “contra el autoritarismo del MAS”. La dirigencia regional no ha sabido responder renovando el sistema de partidos. “Ha habido intentos de crear partidos locales que han colapsado en corto tiempo”, recuerda Pedraza.
La conciencia política contra el centralismo gubernamental tiene también una historia que se remonta a los años 50, con la recordada lucha por el 11% de las regalías de la explotación petrolera, liderada por el médico Melchor Pinto. De ahí que las convocatorias del Comité Cívico Pro Santa Cruz, expresadas en paros cívicos de la actividad citadina, hasta ahora son acatadas disciplinadamente por una parte importante de la población.
“El MAS sabe que en Santa Cruz está la oposición real, no de un partido sino de la sociedad. Se ha constituido en el territorio de contrapeso y eso lo ha colocado como factor que vanguardiza la oposición; se ha encargado de poner freno a la apropiación del Estado, de las instituciones, que el MAS ha hecho progresivamente”, dice Pedraza.
Hay que ver los datos electorales de Santa Cruz para entender la dimensión del rechazo al partido de Evo Morales. En las elecciones generales de 2020, Creemos obtuvo el 45,07% de los votos y el MAS, un segundo lugar con 36,21%. En la pugna departamental de 2021, nuevamente Creemos superó con 55,64% al MAS, que logró 38,17%. Esos resultados son posteriores a la crisis política que obligó a Morales a renunciar y abandonar el país, en 2019, asediado por la presión social, cuya punta de lanza fue paro cívico de 21 días en Santa Cruz.
Con todo, en la medida en que la lucha regional critica al centralismo, en casi 15 años de gobierno -apenas interrumpidos por Jeanine Añez- es inevitable que la sociedad cruceña vincule al MAS con su manejo.
Según Fernández García, “cualquier coincidencia con el MAS se interpreta (desde la ciudadanía) como un indicio de rechazo o hasta traición a la mayoría de la sociedad cruceña… En este sentido, la cercanía con autoridades o militantes del MAS, incluido Evo Morales, es motivo de cuestionamiento, deja entrever que hay acuerdos contrarios a los ciudadanos”.
Proyectar Santa Cruz
Para Valverde, “esta pugna política en Santa Cruz significa un retraso en asuntos estratégicos en la gestión autonómica departamental”. También impide asentar, entre los actores políticos, “una negociación que permita proyectar el municipio más allá de una coyuntura”.
El analista afirma que también el MAS está en un juego de imposición de su visión de país. A pesar de ello, el discurso del modelo económico cruceño, sostenido en el agronegocio y el extractivismo, parece ser suficiente a los líderes regionales para seguir haciendo más de lo mismo, manejando las entidades estatales con intereses partidarios más que institucionales.
“Las dos principales autoridades de Santa Cruz no tienen una visión estratégica, no han construido una narrativa en función a lo que este siglo exige para el desarrollo y la proyección del departamento y de la ciudad… Los liderazgos económicos se han renovado, tienen una visión nacional, han articulado la economía con mercados internacionales”, dice Pedraza.
Valverde opina que hace falta una agenda departamental de consenso, que atienda las necesidades de la sociedad cruceña, y un liderazgo local que pueda proyectarse a nivel nacional. En el caso de Camacho, dice, esto “no sucede porque él entiende que lo nacional está manejado centralmente por el MAS, y ese desentendimiento lo está aislando del debate nacional”.
“Santa Cruz de ha constituido en el territorio de contrapeso y en el factor que vanguardiza la oposición”.
Gustavo Pedraza, analista
12.185M M de dólares fue el PIB nominal de Santa Cruz en 2019 y el per cápita llegó a 3.695 doláres.
“La pugna política en Santa Cruz significa un retraso en asuntos estratégicos para la gestión autonómica”.
Ludwig Valverde, analista
Fuente: Pagina Siete