Bolivia se queda sin acceso al Atlántico por el bajo nivel de agua de los ríos Paraguay y Paraná
La reducción del nivel de las aguas de los ríos Paraguay y Paraná ha dejado a Bolivia sin acceso al océano Atlántico, pues la hidrovía se encuentra innavegable, afirman los empresarios. La paralización de las actividades comerciales en este puerto internacional, afecta económicamente a los municipios cercanos de Puerto Quijarro y Roboré.
«Es una desgracia que nos obliga a cambiar planes y nos plantea nuevos desafíos de acuerdos e inversiones para mejorar la infraestructura», dijo Víctor Hugo Viruez, asesor de la Cámara Aduanera, al portal Sputnik.
En 2019, Puerto Jennefer fue declarado puerto internacional en 2019, con la finalidad de ser una vía de exportación y exportación por intermedio del Atlántico y así dejar de depender de los puertos chilenos.
El acceso boliviano a las aguas del rio Paraguay, que atraviesan el Pantanal, se realiza a través del Canal Tamengo, ubicado entre Puerto Suárez y Puerto Quijarro, donde operan tres puertos privados y un embarcadero militar.
La mayor sequia de los últimos años es una de las causas para que la hidrovía se haya vuelto innavegable, lo cual afecta a nuestro país, uno de últimos países en usar esta vía, pues antes desde muchos antes ya lo hacen, Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
«Estamos parados porque el nivel de agua, que está en torno a 1,5 metros, no permite navegar, no es adecuado para trabajar de forma segura», dijo el gerente de Jennefer, Bismark Rosales, a la red Unitel.
Consideró «incalculables» de inmediato las pérdidas, porque los afectados no eran solo los exportadores e importadores, sino los servicios portuarios y los operadores del transporte fluvial.
Los dos primeros años de funcionamiento del puerto internacional tuvieron buenas estadísticas, hasta que en las últimas semanas se paralizaron las actividades exportación e importación, dejando perdidas económicas también a Puerto Suárez y Puerto Quijarro, por la fuerte disminución del tránsito de camiones de carga.
Fuente: El Deber