
La ira yungueña se hizo del mercado de Alanes y lo destruyó
Miles de cocaleros de las tres provincias de los yungas ingresaron este jueves hasta la ciudad de La Paz, para demostrar su rechazo al mercado paralelo dirigido por Arnold Alanes. Los campesinos yungueños ingresaron al son de música y portando cientos de banderas tricolor. Pero ese sentimiento cambió cuando la cabeza de la movilización llegó hasta la calle 1 de Villa El Carmen.
“Sí se pudo”, fue el slogan que poco después de las 14.00 de este jueves gritaron cientos de productores de coca que pusieron en marcha un plan para anular el mercado paralelo que se había convertido en un dolor de cabeza en los últimos años.
La anunciada movilización de los productores de Nor Yungas, Sud Yungas e Inquisivi tuvo la bienvenida de grupos de vecinos, que les pidieron una movilización pacífica. Y así avanzó. Los cocaleros en su ingreso a La Paz expresaron con claridad que no aceptaban la presencia de políticos y activistas a quienes llamaron oportunistas. Era marcha era solo para rechazar las acciones de Arnold Alanes y para exigir la renuncia del ministro de Desarrollo Rural.
Después del mediodía, la protesta se convirtió en una ira incontenible que superó cualquier barrera que encontró a su paso. Los rostros de los cocaleros, mujeres, hombres, jóvenes y ancianos expresaban la molestia y el descontento que les llevó a tomar la medida de marchar desde los yungas hasta La Paz. Entre ellos estaba una anciana de pollera dijo que estaba dispuesta a ser gasificada, porque el mercado paralelo perjudicaba a su familia. “Los de la zona roja nos perjudican, ha venido hasta aquí para defender Adepcoca”
La cabeza de la interminable marcha optó por dirigirse hasta lo que antes era el excolegio Andino, con fines de tomar sus instalaciones. Antes de llegar al lugar hubo un forcejeo con los policías que fueron enviados para resguardar el lugar, pero los marchistas estaban enfurecidos y eran muchísimos. Los cocaleros gritaron y rompieron el primer anillo de seguridad. Luego rápidamente avanzaron hasta el segundo que protegía el perímetro del edificio y forcejearon hasta superar a los policías. La meta inmediata era la sede de Alanes.
Y así, los cocaleros llegaron hasta las afueras del edificio y en una cuestión de instantes se puso en marcha el plan para ocupar el espacio. No era toma improvisada. Los marchistas, principalmente jóvenes, se desplegaron a la redonda para sentar presencia y para evitar o buscar a los infiltrados.
Pero el grupo dirigido por Alanes no se rindió fácilmente. Desde dentro del edificio lanzaron bombas molotov y cachorros de dinamita que cayeron cerca de los cocaleros afiliados a Adepcoca. La furia se convirtió en violencia incontenible contra las puertas y luego en fuego que consumía el inmueble. Fueron instantes eternos. Desde afuera se observó como el fuego tomó cuerpo rápidamente. Pero también se temía de que ocurriera algo impensado, por ejemplo, que estallasen cachorros de dinamita.
Mientras el edificio ardía, los cocaleros tomaban previsiones. En el lugar no debían estar presentes personas que no fuesen ellos mismos o los trabajadores de prensa. Y estaban atentos a la salida de los hombres o mujeres que se guarecieron en los pisos superiores del excolegio Andino. Y para entonces ya rondaba la consigna de que la whipala que estaba izada debía ser retirada, pues a ellos les representa la bandera boliviana
La unidad de bomberos llegó hasta el excolegio Andina e intentó mitigar el fuego. Los efectivos ingresaron al lugar y apagaron el fuego. Eso se tradujo en un poco de calma. Los marchistas querían recuperar fuerzas. Lo hicieron y luego ingresaron al edificio y empezaron a arrojar muebles y los taques de coca. Las hojas que eran llevadas por el viento expresaban la victoria de las filas de Adepcoca. Por esta razón la unidad de bomberos desalojó el lugar.
Mientras los yungueños tomaban control del edificio, algunos de los marchistas gritaban: «Caíste chai, caíste chaí». Se referían a Alanes, quien en algun momento se llamó asimismo «chai», un insecto que no muere fácilmente, según contaron.
Del interior del edificio cayeron sacos de coca, ropa, un fusil máuser cargado, presuntas bombas molotov y anfo. Llamó la atención que encontraron una especie de lanza morteros y flechas con inyectables. El plan de Alanes parecía llevar adelante un plan de defensa armado.
Y luego salieron grupos de personas que eran parte de las filas de Arnold Alanes a quienes golpearon luego de quitarles sus prendas de vestir. El día de furia continuó al final de la tarde, porque los cocaleros se dirigieron hasta las oficinas del Ministerio de Desarrollo Rural por la renuncia de su máxima autoridad.
Fuente: Urgente.bo