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Visiones de democracia y voto corporativo inciden en violencia

Una candidata a concejala, junto con su esposo, y un dirigente del Movimiento de Organizaciones Populares (MOP) de San Pedro de Macha en Potosí denunciaron ante Página Siete que durante el período preelectoral 2021 hubo amenazas para que ella y otro candidato declinen a su postulación por ser opositores; finalmente, el Movimiento Al Socialismo ganó la Alcaldía con el 100% y sacó siete de siete concejales. Consultados sobre cómo se explica este tipo situaciones, un abogado, un politólogo y una socióloga coinciden en que en Bolivia se ejerce, en paralelo a la democracia liberal, el voto corporativo.

Es decir, de manera orgánica, grupal, se decide a qué candidatos apoyar y cómo debe estar dirigido el voto en períodos electorales. Otro politólogo añade que en Bolivia no existe una percepción homogénea de la democracia y que varía territorialmente.

“Este tipo de situaciones no se da de manera exclusiva en Bolivia. Esto está dentro de lo que se conoce como el voto corporativo. En Europa se han visto casos en Francia y en España, que yo sepa, de municipios pequeños donde la población de un municipio decide votar por un candidato, decide apoyar a una sola candidatura, a una sola fuerza política”, explica el politólogo Marcelo Arequipa.
Citación emitida por la Central Única de Ayllus de Bombori.

Para la socióloga María Teresa Zegada, si bien Bolivia está en un proceso de construcción de la democracia, de generar una cultura ciudadana que respete la diversidad, que exista respeto entre militantes de distintos partidos opuestos y el respeto a la elección individual de las personas, también existe una tendencia al retroceso.

“Hay un manejo en Bolivia de las lógicas electorales liberales donde el voto ciudadano está mezclado con lógicas corporativas. En Bolivia desde hace muchos años estamos viviendo presos del corporativismo. Entonces, no solamente se dan situaciones abiertas de violencia, sino también se dan situaciones de coacción para el voto por determinada organización política”, afirma Zegada.

En tanto que para el abogado y director ejecutivo del Centro de Estudios Jurídicos e Investigación Social (Cejis), Miguel Vargas, existe una crisis de los sistemas democráticos, de partidos y de representación. A ello se suma, sostiene, que no se ha logrado consolidar el modelo de democracia intercultural que supone una convivencia armónica y pacífica.

“No estamos logrando todavía aterrizar esta lógica de diálogo entre la democracia comunitaria y la democracia representativa. El reto es que esta nueva democracia intercultural, que está en proceso de construcción, vaya trabajando y consolidando mecanismos en los que se garanticen las libertades y derechos de participación individual. Pero al mismo tiempo (que) no se pierdan de vista los derechos ya ganados de las comunidades que, en términos de decisión colectiva asamblearia, están plenamente vigentes”, comenta Vargas.

Nociones de democracia

La competitividad, a juicio del politólogo Julio Ascarrunz, es un requisito fundamental dentro del esquema de la democracia liberal. Este investigador afirma que la teoría democrática ha llegado a un consenso “relativamente amplio” de que el componente liberal de la democracia es “la condición necesaria, aunque insuficiente, para el ejercicio de otras formas democráticas”.

Sin la noción liberal, analiza, los otros conceptos de democracia corren el riesgo de no cumplir los requisitos como la amplia participación, pluralidad y el evitar la coacción. “Lo que refleja (la denuncia de San Pedro de Macha) es que no hay una homogeneidad absoluta de la democracia en todo el país. Hay nichos, enclaves, en los que la democracia no se goza de la misma manera. Porque un escenario con competitividad nula es un escenario en el que no se da paso a la pluralidad”, complementa Ascarrunz.

Concretamente sobre las situaciones denunciadas de violencia en el municipio del norte potosino, Vargas expone que no existen derechos absolutos. “Y el derecho de representación política, que puede ser expresado de la voluntad orgánica corporativa de un sector, no puede ir más allá de los derechos humanos de terceros o de personas individuales. Hay límites que son necesarios discutir y plantear”.

Finalmente, Zegada dice que hay que apelar a la voluntad de los actores para respetar la democracia. “Es un desafío muy grande. Implica no sólo una mejor administración electoral, porque las leyes son muy claras, pero el problema es que los organismos encargados tienen que aplicar esas leyes”.

Pagina Siete.

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