En Buenos Aires, un potosino dirige la megaferia Urkupiña
La Salada es una gigante feria de más de 20 hectáreas en Buenos Aires, Argentina, pero dentro de ella, la feria Urkupiña, donde miles de bolivianos confluyen, es de lejos el abasto comercial más grande de ropa en esa metrópoli. Allí, el potosino Edwin Mario Saravia es el responsable y para muchos él es el “heredero”, de Mery Saravia, precursora y en su momento considerada la “reina”, de ese comercio.
Saravia prefiere el bajo perfil. En los últimos 20 años ocupó varios cargos en la directiva de Urkupiña, la feria de los bolivianos que nació hace más de dos décadas en homenaje a la Virgen de Quillacollo. Si La Salada, un ejemplo del comercio ilegal por no respetar las marcas al punto de haber sido denunciada por la Unión Europea, es conocida incluso fuera de Argentina, el abasto boliviano no está lejos y le disputa la fama, por ser el centro comercial de ropa más visitado incluso por paraguayos y peruanos que llegan al lugar para proveerse de mercadería de buena calidad. Muchas de esas prendas salen de los centenares de talleres de costura que los bolivianos manejan en Buenos Aires.
Aproximadamente en 2017, su hermana Mery le dejó la posta y ahora Edwin Mario maneja el gigante de comercio de la ropa donde inmigrantes bolivianos, paraguayos, peruanos y hasta senegaleses trabajan. Antes de la pandemia unas 20.000 personas concurrían diariamente a comprar, de acuerdo con la investigación titulada “Migración boliviana y negocios”, de Roberto Benencia y Santiago Canevaro.
El abasto da trabajo, directa o indirectamente a más de 6.000 familias y cada puesto obtenía en 2017 unos 160 dólares de ganancia de forma diaria. En estos meses, la feria trata de reactivarse tras la pandemia.
Saravia, que ya ha pasado los 65 años de edad, forma parte de la directiva de la feria Urkupiña y es muy apreciado por la comunidad boliviana. Los feriantes y los danzantes de la Entrada de Urkupiña, festividad que se suspendió por la pandemia en 2020 y 2021, le tienen respeto. Sin embargo no es fácil hablar con él. Este medio intentó contactarse con Saravia; empero personas cercanas a su entorno informaron que por la crisis sanitaria, él y su directorio no hablarán con los medios.
Pioneros
La iniciativa de crear la feria Urkupiña surgió en 1991 cuando unas 400 personas de la colectividad boliviana, según el diario La Nación, instalaron improvisados puestos de venta en el barrio lómense de Ingeniero Burge dentro de Buenos Aires.
En 1992, los bolivianos René Rojas Paz, fallecido en 2001, y su esposa Mery Saravia, la hermana de Edwin Mario, y el argentino Enrique Antequera fundaron la sociedad Urkupiña SA, cuyo objetivo iba más allá de la venta de ropa, ya que en el proyecto construyeron además “paseos de compra”, centros comerciales y entre los comerciantes de la feria se incentivó la realización de eventos culturales, deportivos y sociales. Uno de ellos es la festividad de Urkupiña.
El éxito del proyecto fue tan grande que años después se fundó en 1994 la feria Cooperativa Ocean y en 1999, Punta Mogote.
Mueve millones
Hasta antes de la pandemia, el movimiento económico de la feria Urkupiña era millonario. No se tienen cifras oficiales actuales, pero La Salada movía en 2017, más de 125 millones de dólares.
¿Cuánto mueve Urkupiña? Diferentes informes dan cuenta que cerca de 50 millones de dólares se generan con la venta de ropa de la feria boliviana al año.
En la feria de Urkupiña se hallan infinidad de ropa y accesorios de vestir para todos los gustos, desde pantalones de mezclilla, zapatillas, sandalias, sudaderas y gorras. Una cadena laboral que en algunos casos fue denunciada por la explotación laboral a los mismos bolivianos.
“Ocupan varias hectáreas y más de 6.000 stands. Crecieron otras galerías comerciales y el negocio es millonario”.
El Clarín de Argentina
20.000 personas concurrían diariamente a la feria Urkupiña antes de la pandemia del coronavirus.
Pagina Siete.