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A 73 días de la emergencia sanitaria, el país no recibe los respiradores comprometidos por el Gobierno y los pacientes claman por acceder a uno

Santa Cruz dispone de 80 camas de terapia intensiva (con respiradores) sumando el sistema público, privado y de la seguridad social. Solo en los hospitales públicos hay 35 ventiladores y se precisan 140, según el Colegio Médico.

Han pasado 73 días desde que el país entró en emergencia sanitaria por el coronavirus. Hasta la fecha, el sistema público de salud sigue a la espera de los respiradores comprometidos por el Gobierno, mientras que los pacientes cada vez enfrentan más dificultades para encontrar camas de terapia intensiva disponibles.

En abril, cuando la pandemia empezaba a expandirse en el país, el Gobierno anunció la compra de 500 respiradores con los que prometía hacer frente a la necesidad de camas de terapia intensiva. Los primeros en llegar fueron 170 (ventiladores Ambu), que al momento de entregarlos no precisaron que se trataba solo de respiradores de emergencia (no sirven para la terapia intensiva) e inmediatamente se desató la polémica en las redes sociales. Los mismos, hasta la fecha, siguen almacenados debido a que están bajo investigación dentro del proceso por supuesto sobreprecio en la compra.

Respecto a los respiradores convencionales (de alta gama), lo que se sabe es que llegó un primer lote, pero estos no alcanzan ni a los 70 y a Santa Cruz ya se entregaron apenas 15.

Por lo tanto, Santa Cruz, el departamento más golpeado por la pandemia, recibió 30 ventiladores Ambu, que permanecen en almacenes (por investigación), y 15 convencionales de los 125 que fueron comprometidos por el Gobierno para la segunda fase del plan de contención del Covid-19. Con estos equipos, se pensaba enfrentar el periodo más duro de la pandemia que, según la Gobernación, se dará entre finales de junio y mediados de julio.

Situación crítica

El director del Servicio Departamental de Salud (Sedes), Marcelo Ríos, informó que el sistema público cruceño dispone, en estos momentos, de 35 unidades de terapia intensiva (con respiradores) y sumadas a las del sistema público y privado, se cuenta con 80 espacios para pacientes críticos.

El presidente del Colegio Médico Departamental, Wilfredo Anzoátegui, advierte que los espacios no son suficientes y, prueba de ello, son los testimonios de los familiares de pacientes que reclaman porque llegan a los hospitales y no encuentran camas libres (con asistencia de respiración mecánica).

Anzoátegui, pide al Gobierno cumplir con la dotación de los respiradores, ya que la situación puede ponerse más complicada ahora que los casos han empezado a acelerarse. Según el Sedes, cada día se registra un promedio de 300 y 350 nuevos infectados y los casos se duplican cada siete días. Hasta ayer, habían 7.952 infectados y se estima que para fines de este mes se alcancen los 15.000 o 16.000 casos positivos.

El representante de los médicos, hace notar que, para afrontar esta oleada de casos, el sistema hospitalario público precisa entre 138 y 140 respiradores de alta gama. Así lo han contemplado las autoridades sanitarias en su plan de contingencia. “Tenemos como 30 respiradores en el sistema público y eso preocupa a la población. Se necesitan 138 a 140 respiradores de alta gama para paliar la pandemia del coronavirus”, insistió.

El director del Sedes, asegura que, según las proyecciones, para “finales de junio y mediados de julio, la situación puede ponerse compleja, pues en esa franja podríamos tener un momento muy álgido en cantidad de casos”.

No obstante, advierte que “la situación se puede poner calamitosa si el sistema es rebasado”, lo que puede ocurrir si en los próximos días “hubiera alguna situación que no permitiera abrir más lugares y tener más respiradores, es decir, “si el Gobierno no cumple y no hace llegar los respiradores comprometidos”.

Pacientes en dificultades

El día en que el secretario de Salud de la Gobernación, Óscar Urenda, dio positivo por segunda vez al coronavirus pidió a la gente preocuparse y procurar no enfermarse porque a él mismo le costó encontrar un espacio donde internarse. “Anoche no había camas en todo el sistema: Ni público, ni privado, ni de la seguridad social. La gente estaba peregrinando en busca de un espacio. Casualmente, hoy encontré un espacio en una clínica”, advertía el 2 de junio la autoridad de salud.

Nancy Andia, que debía convertirse en la primera trasplantada de riñón y de páncreas en Bolivia y enfermó de coronavirus, vivió en carne propia el viacrucis por las camas, pues peregrinó por varios días en busca de un respirador.

Su historia la dio a conocer el endocrinólogo Douglas Villarroel, que clamó para conseguirle un ventilador mecánico. Una iglesia ofreció pagarle atención privada; sin embargo, el sistema público y privado estaban colapsados. Por último, la coordinadora Regional del Ministerio de Salud, Tatiana Santillán, se comunicó con Villarroel, y acompañada de biomédicos, juntaron piezas de equipos médicos del centro de La Pampa de la Isla que ya no funcionaban. Con eso hicieron el milagro, Nancy por fin tenía su ventilador.

UEl Deber

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