
Analistas sugieren compensaciones y eliminación gradual
Analistas consideran que se puede eliminar el subsidio a los combustibles de manera gradual y que los precios se aproximen a los de países vecinos para evitar la salida por contrabando, pero deben establecerse compensaciones a los afectados.
El exministro de Hidrocarburos Mauricio Medinaceli -en un artículo publicado el año pasado- señaló que primero es necesario hacerlo de forma progresiva o escalonada, porque no ayuda si se lo elimina de una sola vez como en diciembre de 2010.
Segundo, si desea ayudar a familias de pocos recursos, se puede implementar al mismo tiempo un subsidio directo a los más pobres, tal como lo hizo El Salvador. Tercero, es importante -dijo- el diálogo con juntas vecinales, sindicatos y otros.
El exviceministro de Presupuesto Ramiro Cavero opinó que la mayor distorsión que genera el subsidio es que en Bolivia el precio de la gasolina cuesta menos de la mitad que en países vecinos y eso genera la salida por contrabando.
Coincidió que se debería quitar de forma gradual la subvención y subir el precio algunos centavos porque esta política no puede ser de largo plazo.
Añadió que para los sectores necesitados se pueden ver mecanismos para que esta política se focalice mejor. “Si por ejemplo se quiere apoyar al transporte público, se puede compensar con la liberación del impuesto a vehículos o si se quiere apoyar a una industria exportadora que consume diésel, cuando salga el producto se le puede devolver el dinero”, puntualizó.
La otra opción es subsidiar a quienes compren vehículos eléctricos o GNV para reducir la importación de gasolina y diésel.
Para el economista Fernando Romero el problema de raíz es el tipo de cambio fijo, que alimenta una subvención que hace que Bolivia tenga los combustibles más baratos de la región. “Esto genera un nivel extraordinario de contrabando y uso de gasolina en autos y actividades ilegales, mientras haya este fenómeno no estaremos atacando el problema de fondo”, anotó.
El analista en temas energéticos Francesco Zaratti señaló que la subvención es ciega y beneficia a ricos y pobres. “Esta subvención se va a los autos argentinos y peruanos, y está desangrando las RIN y esta llevando a la quiebra a YPFB”, dijo.
Por eso se debe tratar de acercar el precio al que rige en países vecinos, donde la gasolina cuesta entre siete y nueve bolivianos, pero tomando en cuenta el efecto que puede tener en la canasta familiar. “Se debe calcular el efecto en cascada que puede tener en la gente el incremento del precio de gasolina porque sube el transporte y alimentos y, por tanto, se necesita estudiar una compensación”, puntualizó.
9 bolivianos es el precio de la gasolina en países vecinos, según el analista Francesco Zaratti
Fuente: Pagina Siete