Desmontes, incendios y la agroindustria secaron una laguna e hirieron un bosque
En la laguna Concepción y en Ñembi Guasu lo que menos se observa y se siente es vida. Tierra agrietada en vez de agua. ¿Cómo desaparece un humedal? Esqueletos de madera en lugar de verdes y frondosas copas de árboles. ¿Cómo es posible que a cuatro meses de haberse creado un Área de Conservación e Importancia Ecológica (ACIE) su vegetación y sus animales comiencen a carbonizarse en medio de un incendio?
Las personas que habitan estos lugares y los investigadores que los estudian ensayan respuestas. Y hay denominadores comunes: los desmontes, cuencas intervenidas, asentamientos humanos y el avance de la frontera agrícola con su aliado el fuego, entre los principales.
Página Siete estuvo en Santa Cruz, en la laguna Concepción y en Ñembi Guasu, dos áreas que debían ser protegidas y que ahora atraviesan momentos críticos. Este año se cumplen dos décadas desde que el humedal, ubicado en la provincia Chiquitos, fuera designado sitio Ramsar. En todo este tiempo se diseñaron estrategias de conservación y se elaboró un plan de manejo para la laguna. Pero no se pudo evitar que gota a gota se quede sin nada. En el caso de la ACIE Ñembi Guasu, el “gran refugio” en guaraní, este 2022 cumplió tres años de haber sido declarada como zona de protección por el Gobierno Autónomo Indígena Originario Campesino de Charagua Iyambae.
La laguna está seca y los árboles de Ñembi Guasu también. Pero son dos sequías diferentes. La primera, por falta de agua. La segunda, por exceso de fuego. En el caso de la laguna no es la primera vez que sucede, pero la frecuencia en el último tiempo supera el histórico y hace creer a los investigadores que será muy difícil que sea como antes.
Respecto a Ñembi Guasu, el fuego de 2019 ingresó desde Roboré con una intensidad poco frecuente en la historia de Bolivia. Fue un “megaincendio”, se reportó en los informes. Las cicatrices de las llamas marcaron aproximadamente un tercio de su área, según la Gobernación de Santa Cruz.
El problema de las áreas protegidas en Bolivia tiene como factor común la intervención humana en busca de la explotación de los recursos naturales y consecución del mayor rédito posible. Luego vienen los detalles y las formas.
Se lo hace desmontando un bosque, prendiendo fuego para así habilitar terrenos para la siembra, drenando aguas para que no inunden el área contigua a una laguna que se alimentaba justamente de ese líquido rebalsado, habitando tierras no habitables para luego producir en ellas. Y la lista puede seguir.
Un sitio Ramsar que
debía preservarse
La laguna Concepción es un sitio Ramsar desde 2002. ¿Y eso qué significa? El 2 de febrero de 1971 en la ciudad iraní de Ramsar se creó la “Convención Ramsar relativa a los humedales de importancia internacional especialmente como hábitat de aves acuáticas”. Cuando se preparaba la ficha de Bolivia para este sitio se contabilizó que anualmente llegaban al lugar más de 20.000 aves para alimentarse, descansar, hibernar y reproducirse. La mayoría viajaba desde el hemisferio sur hacia el norte y viceversa. Hoy en día lo único que se ve es una ocasional ave de rapiña rondando algún animal muerto.
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Bolivia ingresó como parte contratante de esa convención en 1990 con la laguna Colorada de Potosí. Hasta hoy son 11 los sitios Ramsar en el país.
Al ingresar, Bolivia se comprometió a elaborar y aplicar planificación que favorezca a la conservación de estos humedales. Pero la realidad es distinta. “Lo que pasa en laguna Concepción pasa en muchas lagunas de Santa Cruz”, advierte el biólogo Oswaldo Maillard, responsable del Observatorio del Bosque Seco Chiquitano, de la Fundación para la Conservación del Bosque Chiquitano (FCBC).
Según la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente (AIDA), al permitir el Estado boliviano la sequía de la laguna Concepción, en tanto sitio Ramsar, vulnera no solamente esa Convención de humedales, sino también el Convenio de Diversidad Biológica y el Acuerdo de París.
Bautizo con un megaincendio
Para llegar a la laguna Concepción desde la ciudad de Santa Cruz hay que tomar la ruta hacia el este, hacia Puerto Suárez y entrar por Pailón hacia el norte a la altura de la comunidad El Tinto. Pero si se decide seguir el camino carretero rumbo a Brasil se llega hasta Roboré, a 181 kilómetros al sudeste de la laguna. Y desde ahí se ingresa al ACIE Ñembi Guasu tomando la ruta hacia el sur, como yendo a Paraguay.
Así como se entra con un vehículo a esta área de conservación, también ingresó por esa misma vía el fuego en 2019 y 2021. Las cicatrices permanecen hasta ahora. Y no sólo eso. Según dos investigadores, una restauración plena de este sitio llevaría entre 40 años y más de un siglo, en el mejor de los escenarios, en uno en el que no haya fuego. Pero eso es improbable. La amenaza es permanente.
El título de Área de Conservación e Importancia Ecológica le valió como protección sólo cuatro meses. Ñembi Guasu consolidó sus límites el 30 abril de 2019 y para agosto de ese año el fuego ya estaba encima. En el período 2019 y 2021 sólo en el departamento de Santa Cruz se quemaron 9,4 millones de hectáreas, según los datos del Observatorio de la FCBC.
En una línea para explicar esto, organizaciones como la Fundación Solón han identificado al menos 10 leyes y decretos aprobados entre 2013 y 2019 y los han catalogado como “incendiarios”.
“De forma general, podemos clasificar estas normas en dos categorías: por un lado, las que generan un ‘perdonazo’ a los desmontes y quemas ilegales realizadas en un periodo determinado; y por el otro lado, las que legalizan y promueven -directa o indirectamente- la expansión de la frontera agropecuaria, los desmontes y las quemas”, se lee en un artículo de Guillermo Villalobos del 20 de febrero de 2020 en la web de Solón.
Así, lo que sucedió en Ñembi Guasu no fue un caso aislado.
Frontera agrícola y desmontes
Según la Fundación Tierra, el departamento de Santa Cruz es el más deforestado de Bolivia. Nueve de cada 10 hectáreas desmontadas en el país están ahí. Entre las décadas de 1960 y 1970, con la implementación de proyectos agrícolas como la zona de expansión y la zona de colonización comenzó a acelerarse la productividad del departamento oriental.
“Los bosques de la Zona Laguna Concepción han sido deforestados en un 42%, habiéndose identificado intervenciones humanas significativas desde el año 2005, cuando se registraron 8.101 hectáreas deforestadas, cifra que fue superada en los años siguientes”, se lee en la investigación de la Fundación Tierra Deforestación 2016 – 2022. El pragmatismo irresponsable de la “Agenda Patriótica 2025”. La denominada Zona laguna Concepción en ese estudio se define como un bloque de 814.722 hectáreas entre los municipios de Pailón y San José de Chiquitos.
Acercando el foco un poco más, el 25% de la Unidad de Conservación del Patrimonio Natural Laguna Concepción, nombre del área protegida administrada por la Gobernación de Santa Cruz, ya está deforestado, según la investigación de Tierra, coordinada por Gonzalo Colque. “La deforestación llega ya casi al borde del espejo de agua”, explica a su vez a Página Siete el encargado del equipo de Gobernabilidad de la Dirección de Conservación del Patrimonio Natural de la Gobernación del departamento de Santa Cruz, Romer Miserendino.
En el caso de Ñembi Guasu, luego de los incendios de 2019 y 2021, el 9 de septiembre de 2021 se decretó una pausa ecológica desde el juzgado agroambiental de Camiri. Luego de observaciones a ese dictamen legal, por parte del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y el municipio de Carmen Rivero Tórrez, ubicado al este de Ñembi Guasu, mediante el Auto Agroambiental 11/2022 se ratificó la pausa ecológica instruyendo a la Autoridad de Fiscalización y Control Social de Bosques y Tierras (ABT) paralizar “toda autorización de desmonte y chaqueo”.
Este medio estuvo en el lugar el 16 de mayo de 2022. Se observaron árboles talados y un vehículo de desmonte conocido como skidder. Se desconoce si se cuenta con permisos de la ABT para esa actividad. El 24 de mayo de 2022, Página Siete envió cartas en las que solicitó información al INRA, para conocer sobre el proceso de titulación de tierras en Ñembi Guasu, y a la ABT, para conocer cantidad de permisos de desmonte otorgados en el último tiempo en esta área de conservación y también en la laguna Concepción.
En este último sitio la Gobernación cruceña entregó sólo cuatro certificados de compatibilidad -incluyendo la actividad de desmonte permitida en ciertos casos según la zonificación del Plan de manejo- de un total de 43 solicitudes en el período 2018-diciembre 2021. En mayo de 2022 se evidenció que hay trabajos de deforestación en el área.
Hasta el cierre de esta edición sólo se obtuvo respuesta de la ABT: para acceder a esos datos el medio debe “acreditar interés legal”.
Cuenca amenazada
“La principal amenaza es la agricultura no planificada y, por otro lado, es el drenaje que han hecho a los cultivos. Hay una afectación al ciclo hidrológico de la laguna”, explica el biólogo Juan Carlos Catari.
Se refiere a cómo en la parte oriente de la laguna Concepción, por donde solía llegar agua del rebalse del río Quimome, existen canales de drenaje que evitan que el líquido fluya hasta ese otrora cuerpo de agua. ¿La razón? A los productores de soya, maíz y sorgo, entre otros alimentos, no les conviene que estos terrenos -que están en pleno proceso de deforestación- estén inundados, por las aguas del Quimome y también en época de lluvia, porque la producción se les echaría a perder, argumenta el también biólogo Heinz Arno Drawert.
Pero el problema de la sequía de la laguna Concepción no sólo es atribuible a ese tipo de acciones directas. Distintos investigadores ya habían advertido al menos hace 14 años que diversas actividades humanas a lo largo de la cuenca del río Parapetí, desde sus nacientes en Chuquisaca hasta formar el Quimome, ponían en riesgo la permanencia húmeda de la laguna.
Con una limonada de por medio, en la plaza de San José de Chiquitos, el ingeniero químico, especializado en gestión de áreas de conservación, Freddy Rivero Antelo afirma que para entender el problema de fondo hay que mirar las microcuencas con detalle. “Es como estar viajando en un Boeing, a 10 mil, 12 mil pies. Pero debemos viajar en avioneta, mirar mucho más de cerca”, ejemplifica Rivero quien es coordinador de la Asociación Savia en la Chiquitania. “Bajemos”, invita.
La deforestación
Afectación Santa Cruz es el departamento más deforestado del país. De cada 10 hectáreas desmontadas, nueve están en esta región.
Riesgos Los desmontes y la expansión de la frontera agrícola son descontrolados.
Concepción El 25% de la laguna ya está deforestado.
Ñembi Guasu, un tercio del área fue devastado por el fuego de 2019 y 2021.
Fuente: Pagina Siete