La situación en el ámbito educativo se ha vuelto cada vez más tensa en Bolivia, donde los maestros han decidido llevar su protesta al extremo. Los dirigentes del magisterio, Patricio Molina, Wilfredo Ajllahuanca y Ludbin Salazar, se han tapiado en pequeños cuartos con paredes de ladrillo en la federación de maestros de La Paz, como medida extrema para hacer que el Gobierno preste atención a sus demandas.
La huelga de hambre y el tapiado se producen después de nueve semanas de movilizaciones en la ciudad de La Paz, donde los maestros exigen más presupuesto e ítems para la educación, además del rechazo a la nueva malla curricular. Los tres dirigentes ingresaron a los pequeños cuartos el Día del Trabajo, cerrando las entradas con ladrillos y cemento, dejando solo una pequeña abertura para el aire y la comunicación.
El ejecutivo Wilfredo Ajllahuanca aseguró que los maestros no se venderán y que se han visto obligados a radicalizarse debido a la falta de atención por parte de las autoridades. Responsabilizó al Gobierno por cualquier consecuencia que resulte de la medida de presión.
Ludbin Salazar, por su parte, dijo que es un honor participar en la medida de presión y que están dispuestos a dar su vida por una causa justa. Patricio Molina pidió al magisterio que mantenga la unidad, ya que son la reserva moral del sindicalismo actualmente.
El vocero del magisterio, Rolando Alejo, hizo un llamado al Gobierno para que muestre voluntad y sensibilidad y se reúna con los maestros en la sede de la federación para conversar sobre sus demandas. Mientras tanto, los maestros tapiados continúan su protesta en un acto extremo para hacer que sus demandas sean escuchadas.